A eso de las tres de la tarde nos enteramos de que el papá de un amigo muy querido estaba en el accidente en Mixco. Para ese entonces ya habían rumores de quienes eran los fallecidos. Tuvimos mucho miedo porque ya lo intuíamos: era imposible que no conocieramos a nadie en una catástrofe de esas dimensiones.
El papá de mi amigo tiene 78 años y no estaba entre la lista de los hospitalizados. Su familia lo buscaba en la escena del accidente, con todo y chatarra, escombros y muertos. No puedo ni imaginar la angustia y la rabia que se debe sentir en un momento así. El carro de su papá estaba volcado entre el desastre y su papá, desaparecido.
Unas doce horas después, lo encontró en el Hospital Roosevelt. Entendió que habían apuntado mal su nombre y que estaba vivo. El reporte decía que tenía golpes leves pero eso no era la verdad: una abertura de un diámetro de 15 centímetros en su cabeza probaba lo contrario al reporte oficial. Doce horas después del accidente y con 78 años, permanecía acostado en una camilla sin recibir ningún tipo de atención médica, esperando quirófano dijeron. La crisis no solo es del tranporte pesado, nos recuerda.
A las 3AM del día siguiente del accidente, y tras muchísimo esfuerzo, logró llevarlo a un sanatorio privado donde la operación para cerrar la herida en su cráneo salió exitosa. Lastimosamente, su recuperación no lo ha sido. Durante cinco años, el papá de mi amigo ha batallado con una enfermedad cerebro-pulmonar y la falta de atención médica oportuna (léase quedarse en una camilla por 12 horas con una herida abierta en la cabeza) le ocasionó una neumonía muy grave, falta de apetito y depresión, un cuadro bastante desalentador para la familia.
Muchos días después del accidente, aún sigue batallando por su vida, víctima de la crisis generalizada en que se encuentra el país: no solo en la carretera corres peligro, en los hospitales también.
Yo también venía en la Interamericana ese día
La rabia también se hace presente en ese accidente, tanto dolor no puede ser en vano, ni por casualidad. Ese día debió transcurrir como si nada, olvidarse en las memorias de los que estaban allí esperando la vida mientras pasa el congestionamiento nivel leyenda de la ciudad de Guatemala.
Yo venía llegando de Quetzaltenango a Guatemala, cuando me avisaron en el Whatsapp familiar que un accidente muy grave tenía la carretera cerrada en Mixco. Busquen una vía alterna, decía el mensaje. Acostumbrados a los atrasos de Chimaltenango, las procesiones en el centro y las manifestaciones en toda la Interamericana, no me lo tomé muy en serio. Hasta que empecé a ver las fotos y la locura en redes sociales. El accidente parecía un acto terrorista.
Como cosa rara, los camiones, tráilers y camionetas en la carretera Interamericana venían tranquilos. Se notaba que a ellos también alguien les avisó del accidente en San Cristóbal por que lo usual es que vayan excedidos del límite de velocidad HUMANAMENTE POSIBLE, ni decir el de la carretera. ¿A todo esto, alguien sabe cuál es el límite de velocidad en las carreteras?
Además de la velocidad los camioneros, camioneteros y traileros vienen haciendo su propia ley: luces led que cegan a cualquiera que vaya kilómetros a la redonda, estacionando donde sea (aunque estorben), presionando con bocinas y velocidad detrás de cualquier auto. Los conductores de transporte pesado y transporte público parecen no tener ley, aparte de la propia… es más que obvio.
Colecta
Queremos hacer una colecta para ayudar a Oscar Rodolfo Morales con los gastos médicos desde el espantoso accidente. Si alguien quiere ayudar, por favor escriba a desireecojulun@gmail.com para instrucciones. ¡Todos los aportes son buenos!
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