Esconderse detrás de una capucha. Cualquiera puede ser quien cometa crímenes y quedar impune. Disfrazado como una tradición universitaria, muchos delincuentes aprovechan las viejas costumbres de “la tricentenaria” para asaltar, abusar y extorsionar.
La Universidad de San Carlos de Guatemala se ha visto afectada por el principal problema que sufre el país, la delincuencia. Ahora, las tradicionales declaratorias de la Huelga de Dolores no se salvan del problema social y continúan con el contexto con el que vivimos desde hace años. Extorsiones a los estudiantes, organizaciones amenazadas por supuestos encapuchados y asaltos a punta de pistola son solo algunos problemas que se sufre en la USAC.
A saber si es encapuchado de verdad
Alrededor de casi todas las facultades puedes verlos, algunos no hacen contacto físico o verbal con el resto de los estudiantes. Otros, seguro te detendrán para las colectas que se hacen para la Huelga de Dolores.
Un domingo por la mañana, para muchos normal y para otros sigue siendo días de estudios al tener que sacar cursos del Centro de Aprendizaje de Lenguas de la Universidad de San Carlos (CALUSAC). Sin previo aviso, estudiantes encapuchados cierran las puertas del campus central, única vía de acceso por el Periférico y con ingreso único para aquellos que “contribuyeron” al pagar su entrada y boletines.
Pronto, la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) declaró que estos encapuchados cobraban de manera ilegal y que era una extorsión. Por tanto, la única autoridad que muchos se tragaron inocentemente era la capucha.
Este es un simple ejemplo de actualidad, pero que por años, aparecen encapuchados que nadie conoce en los grupos y solamente se unen para hacer “bochinche”. Si tienes la mala suerte de toparte con algún asaltante disfrazado de estos personajes y no te percatas de sus verdaderas intenciones hasta que ya estás siendo apuntado por una pistola o una navaja esté contra tu abdomen.
¿Vale la pena luchar sin un rostro?
Sin duda es una lástima. Un símbolo que para muchos significa la protesta en contra de la violencia, corrupción y varios males más que afectan nuestro país, se vean distorsionados por un simple grupo de personas que trata de aprovecharse del anonimato.
Sin embargo, muchos denuncian estas acciones y defienden el sentido real de portar las capuchas. “Con capucha y sin capucha, presentes en la lucha” es un grito común que varios estudiantes y participantes de la Honorable Huelga de dolores entienden que la verdadera lucha es mostrar esa transparencia que hoy hace tanta falta.
Inició como un método de seguridad para los estudiantes durante tiempos del Conflicto Armado Interno. El anonimato era más bien una pequeña oportunidad de sobrevivir a los daños colaterales de ambos bandos. Hoy, ya no resulta necesario tal anonimato, en el que si sabes que estás haciendo cosas buenas, para qué esconder la identidad. Al final, el que nada debe, nada teme.
Si te gustó este relato te recomiendo también: La colección mundialista que dura una vida.