¿Cuántas veces has comprado algo para usar en una ocasión especial? Nos pasa todas y con muuuucha frecuencia: los aretes que combinan con ese vestido especial, hermosos zapatos que nunca usas.
Guardamos la mejor vajilla para unos invitados especiales que nunca llegan, almacenamos esa botella de vino para después, compramos adornos que nunca sacamos de la caja.
En el mejor de los casos, ese vestido especial termina lleno de moho o ya no te queda. Hasta duele recordar el momento en que nos emocionamos comprándolo, pero el “para después” nos pasa factura.
Termina el año y me encantaría que fueras a ver todo aquello que has ido acumulando para esa ocasión especial y que te atrevas a usarla ¡ya! Sigues viva y esa es la mejor razón para dejar de posponer las cosas porque no tenemos certeza que ese después llegue.
Ya saben que no me gusta ser fatalista, pero ¿quién tiene certeza de lo que hará en 3, 6 o 12 meses? ¡Nadie! Veamos lo que certeza significa “es una firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar”, literalmente podemos errar para predecir cuánto tiempo viviremos o si ese “día especial” llegará.
Claro que podemos planificar y creer que en ese tiempo seguiremos vivas, pero no podemos garantizar que así será. Pienso que después de esta pandemia deberíamos de replantear las cosas: planear el futuro sin dejar de vivir en el presente.
No me refiero a que desperdicies los días con temor al futuro, que te estanques o te cruces de brazos esperando que las cosas pasen por sí mismas. ¡No! Me refiero a seguir esforzándote para vivir una vida intensa, llena de emociones y logros, mi propuesta es dejar de vivir para mañana… Saca del armario, de la alacena o del tocador lo que ha permanecido guardado y propicia que hoy sea el mejor día para disfrutarlo.
Luce ese vestido, impresiona a tu familia con esa vajilla nueva, sorprende a todos con una copa que amerite una buena conversación y un buen “¡salud1”. Enséñales a tus hijos a disfrutar de las cosas pequeñas, a apreciar el ahora y a no dejar nada pendiente para mañana.
Estas fiestas de fin de año habrá muchos vacíos en las mesas y los corazones de un sinfín de familias, a lo mejor alguien haga memoria de los planes truncados de quienes ya partieron, otras quizás sean incapaces de celebrar pensando en las promesas que se quedaron inconclusas.
Yo tengo en mi WhatsApp una conversación con un buen amigo que partió sin previo aviso. En nuestra última conversación me envió un saludo virtual y un sticker de Hulk bailando cuando estaba luchando contra el Covid. Me “hubiera” gustado reunirme con él, concretar esa reunión que quedó entre líneas en los saludos de Facebook para haber disfrutado un poco más de su increíble sentido del humor o haberle dicho gracias porque me regaló la oportunidad de empezar una enriquecida temporada laboral en una empresa… Ya no tuve tiempo de que ese momento llegara y la verdad es que se siente feo quedarse con palabras que no se dijeron.
De una vez por todas, despidámonos del mañana y disfrutemos de la vida que tenemos y las oportunidades que se abren cada día. Prepárate para expresar esos sentimientos que has mantenido ocultos, para mostrar con actos cuánto valoras a quienes están a tu lado.
Recuperemos el verdadero sentido de estas fiestas: compartir, convivir, disfrutar, comer, celebrar, ¡vivir! Se trata de darle sentido a la vida, de dar gracias y celebrar que estamos vivas.
No busques una fecha especial, invéntatela, prepara la comida y sin muchos lujos luce tu vajilla nueva –y que no te quite la vida que algo se quiebre–, tu vestido de gala y tus mejores adornos para hacer sentir a tus comensales como verdaderos invitados VIP.
.Algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora.
John Lennon