Los guatemaltecos hemos desaprovechado, por segunda ocasión, la gran oportunidad de aprender de las lecciones ajenas. China y Europa intentaron advertirnos, mediante su experiencia, que la relajación de las medidas suele tener un efecto rebote en la propagación del Covid19. Muchos países europeos pagaron caro las masivas visitas a los bares, playas y otros sitios de interés durante el verano (entre julio y septiembre del 2020).
El país parece estar acechado por una segunda oleada. El tablero del Covid19 superó el fin de semana pasado más de mil casos en un solo día, cifra que no se registraba desde hacía cuatro meses atrás. Tras las fiestas de fin de año, los hospitales nacionales reportaron una alta afluencia de pacientes ingresados y ya se registran más de cinco mil muertos a consecuencia de un virus que no da tregua.
Miles de guatemaltecos acuden a los sitios turísticos y se reúnen de forma masiva. En las vías públicas de algunos departamentos se ven personas sin mascarillas y sin guardar las distancias de protección mínimas.
El panorama se vislumbra complicado si se toma en cuenta que el Congreso de la República aún no se pone de acuerdo para legislar respecto a la compra de las vacunas, que nos darían una relativa tranquilidad. En tanto, el Gobierno habla de compras que solo alcanzarían para inmunizar al 20 por ciento de la población.
Vacunación es aun incierta
Mientras que en otros países la vacuna ya se ha empezado administrar. En México el personal sanitario ha recibido una primera dosis desde finales del año pasado. Las autoridades han afirmado que las primeras dosis podrían ingresar al país durante el primer trimestre del año en curso, lo que es de momento improbable.
Otro problema que enfrenta Guatemala es la falta de capacidad para guardar la cadena del frío de la vacuna distribuida por la farmacéutica Pfizer, por lo que la esperanza de una posible vacunación masiva descansa en la casa AstraZeneca, la cual puede almacenarse con mucha más facilidad, pero que ofrece un porcentaje inferior de inmunización.
Los efectos del libertinaje de diciembre han empezado a dar frutos y aún nos queda esperar lo que ocurrirá en las semanas siguientes. La posibilidad de un repunte de casos es en este momento muy elevada.
En ese contexto, delante de un inminente colapso de los hospitales públicos, solo resta hacer consciencia e intentar guardar las distancias, evitar las reuniones masivas e idealmente relacionarnos únicamente con nuestro núcleo familiar. Lo cierto es que la vacunación se ve aún distante y la pandemia toma un segundo aire para golpear nuestro endeble sistema de salud y nuestra precaria economía de subsistencia.