Griselda Zelada empezó a tejer cuando apenas tenía 8 años. Su gusto por la lana surgió desde pequeña, pero lo veía como un pasatiempo hasta que se convirtió en mamá.
Cuando nació su primera hija, Isabella, con un problema cerebral, tuvo la necesidad de quedarse en casa para cuidarla. “Dejé mi carrera universitaria por un lado y me dediqué a trabajar con mis manos”, dice.
Una amiga la animó a crear la página “Zapatitos Tejidos Guatemala”. La sorpresa para Zelada fue que al subir las primeras fotos, le empezaron a hacer pedidos y desde entonces su negocio se ha mantenido. Ahora tiene 5 mil seguidores y otra página, “Crochet con corazón”, donde no solo ofrece zapatos, sino carteras, muñecos o cualquier otra cosa que se pueda tejer.
Isabella, su primera hija, nació en la semana 36 y vino al mundo con una neuropatía auditiva. No escucha por uno de sus oídos y en el otro tiene una sordera media. “Está muy difícil la situación porque no es posible ponerle un auxiliar de audición; posiblemente funcione un implante coclear, pero tampoco me dan la seguridad de que se pueda lograr”, resalta la madre.
Zelada asegura que su hija la ha impulsado a hacer crecer su negocio, aparte de inspirarla para elaborar regalos especiales destinados a niños prematuros.
Regala pulpitos solidarios
Cuando un bebé nace prematuro, tanto los profesionales como los padres tratan de ofrecerle un ambiente preparado para que tenga condiciones cercanas a las que tenía en el útero. De acuerdo con especialistas, es para evitar una hiperestimulación que les haga estar más nerviosos y que pueda afectar su correcto desarrollo.
El método canguro, por ejemplo, es recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un aliciente necesario para estos niños.
Junto con el método canguro, en España y en algunas otras partes del mundo, surgió la iniciativa de tejer pulpitos para este tipo de bebés que están en proceso de recuperación. Han tomado su nombre como: “pulpos solidarios”.
La idea de estos muñecos es que el infante sienta como que se les estuviera devolviendo su cordón umbilical, que simulan los tentáculos del pulpo.
Durante ecografías hechas a bebés dentro el útero, se ha descubierto que son muchas las ocasiones en que se topan con su cordón umbilical, lo tocan e incluso lo sujetan entre sus dedos.
Al nacer prematuros, principalmente se deben despedir de su cordón. De modo que ponerles un pulpo de crochet con sus ocho tentáculos no es más que una manera de darles de nuevo un cordón al cual aferrarse.
Zelada escribió en un grupo cerrado de mamás que regalaba pulpitos a quienes los pudieran necesitar, como parte de una iniciativa social de su negocio.
“La iniciativa de los pulpitos empezó hace 3 años. La primera vez que lo regalé fue al bebé de una vecina, ya que su nieto nació prematuro. Tuvo muchos problemas. Durante el tiempo que permaneció en el intensivo pudieron tener al infante junto con el pulpo. Fue el primer bebé al que le regalé uno y ahora es un niño muy feliz y sano”, comenta la emprendedora.
Zelada no sabe si en estos casos, especialmente en Guatemala, es permitido que los niños puedan abrazar un pulpito cuando están en el intensivo, pero su buena intención está allí. Ella se los regala a quienes los soliciten o pertenezcan al grupo donde los publicó, pero el costo de cada uno es de Q50.
“Todas somos mamás y pasamos por momentos difíciles, y esta es una manera de agradecer que Isabella está conmigo”, agrega una emocionada madre.
En un futuro, a Zelada le gustaría llevar su emprendimiento a otro nivel. Ella es madre soltera y le encantaría enseñar a otras mujeres, igual que ella, a tejer y que puedan exportar para que sus muñequitos lleguen a otras partes del mundo.