Conozco a Mario Mérida desde hace muchos años. Yo ejercía como periodista en Siglo 21 y luego en el Periódico y cuando escribía temas relacionados con la seguridad lo consultaba como fuente de información, pues es experto es dicha área. La experiencia la obtuvo por su carrera castrense, es coronel retirado y, además, fue Viceministro de Gobernación y ex Jefe del Estado Mayor Presidencial.
En primera fila pude notar como se fue reinventando a una edad madura. Empezó a cambiar su vida cuando manifestó interés en escribir una columna de opinión el Periódico y posteriormente, sus estudios le permitieron convertirse en catedrático universitario. Recuerdo perfectamente que se aventuró en la difícil labor de escribir y publicar su primer libro: Venganza o Juicio Histórico, del cual lleva tres ediciones. Mario asegura que en esta publicación no trató de justificar o disculpar lo sucedido durante el conflicto armado interno en Guatemala, “sino ampliar, aclarar conceptos e historias sesgadas y descubrir algunos actores hoy convertidos en héroes, que reclaman el agradecimiento de los guatemaltecos para ganar un pulso ideológico, que no le hace ningún favor al país”, y es que toda moneda tiene dos caras.
En Guatemala es difícil escribir un libro, el autor se convierte en sus propio productor, financista, publicista y mercadólogo, como le ha tocado a Mario en las seis obras que ha publicado, pero él se siente satisfecho de recuperar, al menos, su inversión y dejar un legado al país. Otro obstáculo a enfrentar es la falta de educación por la lectura que tenemos los guatemaltecos.
Casa de los Huéspedes, la última aventura
Recientemente fui invitada a la presentación de la “Casa de Huéspedes”, en Sophos, el nuevo libro de Mario Mérida. Aunque parezca paradójico, narra hechos reales en una historia ficticia que tiene lugar en una casa de huéspedes guatemalteca, en la década de los 70, con esta publicación siguió reinventándose incursionando en el género novela.
La publicación es realmente interesante, cuenta la vida de un muchacho quien dejó su pueblo para irse a la capital en busca de trabajo. Como en la actualidad lo siguen haciendo tantas personas, y todo con el fin de encontrar un mejor futuro y mejorar sus condiciones de vida y las de la familia. “Vivir en la ciudad lo llevó a atravesar una serie de vivencias traumáticas, romances y aprendizaje de quienes convivían con él en la casa de huéspedes”, cuenta Mérida.
La novela narra que cuando fue cerrada la casa de huéspedes debido a que la dueña tenía que viajar a su país de origen, España, cambia la vida del joven protagonista, quien vive la despedida de cada habitante del lugar; unos en búsqueda de una nueva residencia y otros planeando regresar con sus familias. Podemos tomar ejemplos de los múltiples personajes e identificarnos con alguno de ellos.
Para quienes gustan de la lectura Casa de Huéspedes es una novela fácil de leer y entretenida. Mario siendo militar de carrera, desde niño tuvo contacto con la lectura recreativa, pues su papá era lector de novelas del Oeste Americano y de revistas como Selecciones y Bohemia. Esta influencia lo llevó a escribir cuentos y a participar en concursos, obteniendo un segundo lugar en un certamen literario promovido por la Guardia de Honor, en la actualidad ninguna institución militar promueve este tipo de eventos.
Esta es la primera experiencia que Mario Mérida tiene de adentrarse al mundo de la novela, anteriormente escribió acerca del enfrentamiento armado interno en nuestro país, que duró 36 años. Está consciente que actualmente hay poco interés en la historia nacional. Mario finaliza diciendo que “quienes continúan hablando del enfrentamiento armado buscan beneficios económicos y perversos al construir historias falsas; dicho de otra manera, me refiero a la pos verdad: “aseveraciones ajenas a hechos objetivos, que apelan a las emociones, creencias o deseos del público, que las reproducen para lograr los efectos del mensaje”; y yo concluyo invitándolos a leer Casa de Huéspedes y a reinventarnos cada día y caminar hacia aquello que nos realice como personas y nos haga sentirnos felices, hay que aprender a tomar riesgos. Para los jóvenes es más fácil que para los adultos, pero nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde para ir detrás de lo que nos hace feliz.