En mayo de 2000, Priscilla recibió una carta que marcaría un antes y un después en su vida. Se trataba de una invitación para montar una exposición de su obra en las salas de La Conner Quilt Museum, en Washington State. El documento, como símbolo de su carrera, aparece en su libro “Priscilla Bianchi, GUATEMALA ART QUILTS”.
Aunque aparece en la última página de su libro, aquella carta fue el principio de una vida dedicada al arte y de un viaje constante por el mundo del Art Quilt.
Una tarde con Priscilla
Después de leer y apreciar detenidamente el libro “Priscilla Bianchi GUATEMALA ART QUILTS”, tuve el gusto de visitar el estudio de la artista. La visita, además de haber sido una tarde amena y cálida, fue fundamental para fusionar a la autora con su obra y comprender por qué su quehacer artístico en el mundo del Art Quilting es irrepetible.
Desde que pones el pie en el vestíbulo, comprendes de qué va el proceso creativo de Prisci. La sala de estar es tan acogedora que invita a refugiarte en ella, sin prisas. Las paredes están decoradas, entre otros elementos, con hermosas piezas de su creación. Sus Quilts son únicos, insinuantes, cada uno contiene su propia esencia y belleza. Sus cascadas de formas y colores constituyen universos individuales, un delicioso descubrimiento para los sentidos.
Después de apreciar la obra en la planta baja, subimos a su estudio. Y fue en esa habitación llena de vida, en donde descubrí realmente el prodigio de su creación. Lo suyo es el color y la armonía, las formas y la luz, el movimiento, la variedad.
Más quilts, hilos, bocetos, cuadritos de tela por aquí y por allá, y por supuesto, una colección de textiles capaz de transformar el mundo del arte, son el alma de un laboratorio en donde reina de forma suprema la creatividad.
Su mesa de trabajo habla de dinamismo y detalle. Es un área de creación que pertenece a una mujer que no vive sin imaginar, diseñar y coser. Sobre su superficie descansa un cuaderno lleno de historias de creación. Bocetos, ideas, cuadrícula, palabras. Para su obra, es el centro mismo de gestación.
En este ambiente, en donde las horas resbalaron sin sentirlas, Priscilla explicó con sumo detalle su proceso al diseñar y posteriormente coser cada pieza. Sus art quilts son únicos en el colectivo mundial de esta tradición porque se aparta radicalmente de lo convencional. La diferenciación principal radica en la combinación de textiles y en la diversidad de formas. En una misma pieza puede combinar textiles tradicionales de nuestro país con piezas africanas o de medio oriente. Honra y celebra la tradición textil de cada lugar utilizando los diferentes materiales con delicadeza, armonía y mucho respeto.
El resultado final invita a perder la vista placenteramente en cada detalle de la obra. Después de viajar por sus coloridos recovecos, de acercarnos, alejarnos, pasar lentamente nuestros dedos por la variedad de sus superficies, comprendemos de qué está hecha la felicidad que solo el arte sabe procurar.
Un libro con vida propia
Hablemos del libro. Como sucede con los Quilts de Priscilla, el libro posee una vitalidad contagiosa. La experiencia empieza en la portada misma. Tiene relieve, tiene color, tiene puntadas y juegos geométricos, la pasta dura es de por sí un quilt. En sus páginas celebramos un encuentro cercano con el talento de la artista. Un encuentro que empieza en textos que cuentan su historia en los territorios de la creatividad y se complementa con una magnífica colección fotográfica. Cada imagen es de por sí un pequeño capítulo de veinte años dedicados al arte.
Con total apertura, Prisci habla de la libertad que el Art Quilting le procura. Explica que asume riesgos, rompe esquemas y se expresa tal como quiere, como necesita. Su vasta experiencia le permite emprender distintas aventuras a la hora de crear. Además de la experiencia, la intuición es su gran aliada.
El libro recorre distintos aspectos que explican cómo se ha convertido en una artista apasionada, precisa, experta conocedora de la costura, en una mujer imparable a la hora de crear.
Cuando de arte se trata, Priscilla rompe con lo establecido.
Prisci supo convertir la elaboración tradicional de quilts, práctica extranjera a todas luces, en una expresión propia y única. Expresión en la que pone de manifiesto, con mucho orgullo, su nacionalidad guatemalteca. Esta reinvención artística se explica cadenciosamente a lo largo del libro, tanto en los textos como en las fotografías. No existe en el mundo otro artista que elabore los quilts como ella lo hace.
GUATEMALA ART QUILTS fundamentalmente recorre la evolución de Prisci en la disciplina del Art Quilt. Sin embargo, también habla de su formación en distintas disciplinas del diseño, de su conocimiento técnico y teórico del vasto mundo textil, indispensable para alcanzar la excelencia evidente en su obra. Para completar la experiencia, el libro acerca al lector a Priscilla Bianchi, la mujer.
Ella misma lo dice, el suyo ha sido un viaje increíble.
“Nunca pensé que encontrar el arte textil cambiaría mi vida por completo.”
Priscilla Bianchi
Por otro lado, el libro contiene riqueza formativa en temas de estructura, de diseño, de tendencias y escuelas de arte. En él encontramos entrevistas a conocedores de la tradición textil y del arte guatemalteco. Personajes que, desde miradas personales y solvencia profesional, comentan la obra y el proceso de Priscilla.
El arraigo de Prisci al contexto de nuestro país, la interpretación personal que otorga a la estética, la manera en la que hacer arte la completa y la satisfacción que le produce crear, son algunos aspectos que comprendemos a través del libro. Es una obra que permite al lector entrar al mundo de la artista como artista y a la vez a su proceso personal. Lo hace con la narrativa, a cargo de José Mario Maza, y con una colección espectacular de fotografías, a cargo de Rod Cortés, Juan Carlos Menéndez y José Luis Samayoa. La lectura del libro es una experiencia que estimula los sentidos de forma amena.
La mirada íntima y la manera de contar su historia, es quizás la que hace de “Priscilla Bianchi, GUATEMALA ART QUILTS” una obra de arte que, valga la redundancia, celebra por todo lo alto al arte, ese prodigio indispensable para la humanidad.
Su vida de artista empezó hace 20 años con la llegada de una carta. Aquel fue el principio de una historia que aún tiene muchos sitios y formas y texturas por recorrer.