En las últimas semanas en nuestro país se ha escuchado mucho el tema del abuso por Marco Pappa y los videos que se viralizaron de su pareja. Lo más triste e impresionante de estos videos fue ver la falta de empatía a la víctima, la cantidad de personas que la tachaban de “tonta”, que comentaban que probablemente a ella le gustaba y por eso se había quedado en esa relación por tanto tiempo. Eso me hizo entender que, como país, nos faltaba mucho que entender del abuso y de la dinámica que lo permite y probablemente lo mejor que se podía hacer es tratar de explicar por qué pasan estas cosas para comprender que no es tan fácil como “salirse” o terminar, para que poco a poco generemos una cultura en la que no solamente no se tolere el abuso, sino que también se empatice con las víctimas que estuvieron o están en una situación de abuso.
Lo primero que es importante comprender es que los abusadores no son personas que lastiman y dañan todo el tiempo, por el contrario, sus abusos tienen un retorno o fase de arrepentimiento igual o más intenso que lo que fue el abuso, en esta fase de arrepentimiento suelen ser la persona que su pareja sueña que sean, prometerle todas las cosas que siempre ha querido, jurarle que va a cambiar y tratar de conseguir un perdón a toda costa. Pueden hacerse pasar por la víctima, como si fueron provocados o tienen un problema para generar lástima de sus parejas. Cuando logran el perdón, pasan un período de tiempo siendo “la pareja perfecta” y ante un problema mínimo, la violencia se vuelve a intensificar, aumenta la tensión y se vuelve a caer en una activación o agresión.
Al inicio, para conseguir una pareja, los abusadores pasan una cantidad considerable de tiempo manipulando y seduciendo a su pareja, escondiendo sus características violentas y pintándose como la persona que su pareja quiere que sean, pues se toman el tiempo para conocerla y saber qué tipo de persona es. Cuando han formado un vínculo lo suficientemente fuerte, empiezan a filtrarse las actitudes violentas que confunden a la víctima y hacen que incluso parezca que es una persona completamente diferente que la que inició la relación. Esta confusión es la que muchas veces hace que la violencia se alargue, pues la víctima pasa mucho tiempo convencida que la persona que su pareja era al principio sigue allí y puede regresar en cualquier momento. Las personas que se encuentran en una relación abusiva viven en el constante vaivén de la manipulación y la agresión que hacen que nunca sepan realmente quién es su pareja y cómo se comporta verdaderamente, pues en el lapso de un día puede tener actitudes tan contrarias de agresión y amor que la pareja se mantiene en una constante esperanza de que su parte “positiva” se vuelva permanente. Sería mucho más fácil terminar una relación en la que todas las interacciones sean negativas y por eso no es cuestión de inteligencia.
Adicionalmente, algo que entra en juego en el ciclo de la violencia y sobre todo con el abuso a mujeres es la autoestima, debido a que socialmente construir una autoestima sana es algo mucho más difícil para una mujer que para un hombre en la sociedad actual. Tristemente, las mujeres continúan adquiriendo mucho de su valor, de su apariencia física, pues se les fomenta que valen por qué tan “bonitas” se vean. Sin embargo, el físico resulta ser algo tan frágil y cambiante que es muy fácil que una mujer sienta que no vale suficiente y esto suele ser lo que se les juega en contra en una relación abusiva con comentarios como “nunca vas a encontrar a nadie como yo”, “sos fea y nadie te va a querer” o “nadie te va a querer como yo”. Lo que sucede con estas frases es que las mujeres muchas veces, luego de muchos abusos genuinamente creen que esto es cierto y que no valen lo suficiente, por lo que parte del problema es a lo que le damos valor de las mujeres a nivel social. Parte de nuestro trabajo como sociedad para protegerlas es fomentar la misma autoestima que con los hombres, basado en logros, méritos, inteligencia y competitividad. Debido a que esto es mucho más estable y sano que el aspecto físico y permite que a pesar de comentarios negativos o agresiones, no se pueda llegar a manipular tan fácilmente a una mujer pues no se le puede “quitar” su valor con algo tan subjetivo como “qué tan bonita es”.
La autoestima es un elemento muy complejo que se empieza a formar desde el nacimiento y es la principal protección que hay ante iniciar una relación abusiva, sin embargo, por la realidad en la que vivimos es mucho más fácil de lo que debería tener una autoestima baja y poder caer en algo que disfrazado de “amor” viene a llenar un vacío que existe desde la niñez en una persona. Nada justifica el abuso y nada es más difícil que por decisión personal buscar una salida, por lo que es momento de que empaticemos con las muchas personas, que en su mayoría son mujeres que caen en este ciclo perverso. No vivimos en un mundo donde es sencillo querernos y aceptarnos, pero es nuestra responsabilidad empezar a criar niños que sepan lo que valen por características internas, permanentes, alejadas de algo tan superficial y generador de ansiedad como lo físico. Personas que sepan quererse tanto que reconozcan un amor que no es amor a primera vista y logren no llegar al punto donde salirse sea tan difícil como es.
Si tú te sentiste identificada/o y estás actualmente en una situación de abuso, recuerda que no estás solo, que a pesar de lo mucho que puede parecer que esa persona va a cambiar siempre va a retornar al abuso y que es bueno pedir ayuda, pues no hay nada más difícil que salir de algo en lo que uno se siente tan hundido que parece que no se ve la luz.