Por: Andrea Velásquez. Tiene 26 años, es licenciada en Relaciones Internacionales, es Directora de Comunicación de la Asociación Familia, Desarrollo y Población (FADEP). FADEP es una asociación que busca contribuir con el desarrollo del país a través de la investigación en temas relacionados con la estructura familiar, demografía, libertad y la dignidad humana, representando una fuente de información e incidiendo en la toma de decisiones referentes a los anteriores temas.
Todo ser humano es un reflejo del entorno en el que se desarrolla. Tomando en cuenta que es el entorno familiar el ideal para su crecimiento pleno y los padres de familia los responsables de optimizar su educación, afectividad, valores sociales, y demás, en razón del Día del Padre, destacamos la relevancia de la paternidad dentro de un entorno familiar y el significado de la figura paterna en cada etapa de vida de todo niño.
Podríamos nombrar un sinfín de características inherentes a la paternidad, sin embargo, la figura paterna desempeña diversas particularidades; es el referente de masculinidad para los hijos y el de protección y afectividad que determina el desarrollo emocional de las hijas. En la familia, la paternidad es sinónimo de seguridad y de sustento, en cada sentido que puede atribuírsele a la palabra. Un padre representa, además, la complementariedad que fundamenta un matrimonio y que permite conformar una familia.
Diversos estudios e investigaciones han demostrado los innumerables aspectos positivos que implica el involucramiento de los padres en el desarrollo integral de sus hijos. Sin embargo, uno de los principales beneficios que se le atribuye a la paternidad no proviene precisamente de su relación directa con los hijos, sino indirectamente de la relación entre
padre y madre. La relación entre padres de familia refleja un modelo de comportamiento que influye en el desarrollo afectivo de los niños; los padres de familia que muestran una relación estable y respetuosa, tienen más probabilidades de educar niños que repliquen una conducta adecuada hacia las mujeres y niñas, con menos probabilidades de involucrarse en actos o relaciones violentas.
El padre de familia aporta de manera significativa en el desarrollo intelectual de sus hijos. Diferentes estudios sugieren que los niños y niñas con una relación cercana a su padre, presentan coeficientes intelectuales más altos, mejores habilidades lingüísticas y cognitivas; ello derivado del estímulo que aporta la figura paterna en sus primeras etapas de desarrollo. Sin embargo, la influencia de la participación de un padre en el rendimiento académico de sus hijos se extiende a su adolescencia y adultez temprana, fomentando su prosperidad e incurriendo en la formación de nuevas generaciones de profesionales.
La paternidad, de igual forma que la maternidad, influye en la vida de los hijos desde el inicio de su vida; los padres que están presentes en el desarrollo de sus hijos representan un apoyo emotivo irremplazable para ellos, por lo que presentan mayor seguridad y estabilidad emocional y son más propensos a establecer mejores vínculos afectivos. Los niños que cuentan con el afecto y apoyo incondicional de sus padres presentan menos probabilidades de involucrarse en situaciones problemáticas en su entorno familiar, académico o social, debido a la autoridad que representa la figura paterna en su comportamiento.
Por si fuera poco, los padres de familia también promueven la independencia y orientación en el desarrollo de los hijos. Mientras las madres, generalmente, enfatizan los esfuerzos en la educación, los padres impulsan sus logros y fomentan el éxito en ellos. Ambos aspectos son importantes para su desarrollo integral y contribuyen en un comportamiento más proactivo y próspero, y aquí se destaca la relevante complementariedad de ambos padres de familia en la optimización de las capacidades de sus hijos.
Por supuesto, no existe una fórmula única de paternidad ni un modelo de figura paterna único para atribuir todos los aspectos positivos mencionados en todas las etapas de crecimiento de un ser humano. Sin embargo, en una sociedad en la que los valores familiares han perdido su relevancia, y la paternidad, a una mayor escala que la maternidad, se ha desvalorizado, es necesario comprender el invaluable e insustituible papel que estos desempeñan en el desarrollo y la vida en general de los hijos; además de ser fundamental el fomento de un mayor compromiso e inversión de tiempo en compartir con la familia.
Wade Horn, cofundador y presidente de National Fatherhood Initiative, organización no gubernamental estadounidense que tiene como objetivo fomentar el bienestar de la niñez a través de la promoción de la paternidad, propuso el “mito del padre superfluo”. El mito se refiere a la idea general de que la figura paterna es secundaria y reemplazable. En contraste, Horn plantea el concepto de “Paternidad Efectiva”, mediante el cual propone acciones concretas mediante las cuales se desempeña una figura paterna adecuada a las necesidades de sus hijos:
1. Fomentar una relación positiva con la madre de sus hijos;
2. Priorizar el tiempo compartido con ellos y aprovecharlo para contribuir en su educación y desarrollo de sus capacidades;
3. Ejercer una disciplina asertiva y proporcionarles la protección y el ejemplo adecuado para que ellos puedan imitar un comportamiento apropiado. (Child Welfare, 2006).
Como se mencionó anteriormente, no pueden establecerse patrones homogéneos de paternidad ideal, sin embargo, las restricciones impuestas por la pandemia mundial por COVID-19 permitieron a muchas familias poder compartir más tiempo juntos; aprovechando para ejercer una paternidad más participativa y cercana a los hijos. Y es que, como bien reza una frase popular, la paternidad es “un regalo que se recibe y que también se ofrece a los hijos”. En razón del Día del Padre celebramos a todos los hombres que son una parte invaluable e insustituible en la vida de sus hijos.
Fuentes citadas:
Wilcox, B. (2006). The Importance of Fathers in the Healthy Development of Children. Child Wilfare.