El fin de semana pasado se llevó a cabo la Caravana por la Vida organizada por AFI y otras organizaciones. Participé junto a mi familia y miles de familias más. Pero eso me valió insultos en redes sociales, especialmente en Twitter y leyéndolos noté que quienes critican carecen de argumentos e información fidedigna.
Para quienes no se enteraron o no tienen idea de dónde surge esta iniciativa les comparto que el motivo del evento era celebrar el Día Internacional de Acción por las 2 Vidas
El 8 de agosto se conmemora la movilización de millones de personas que salieron a las calles de Argentina para mostrar su rechazo al aborto en 2018. Esa muestra espontánea motivó al congreso de la nación a pronunciarse a favor de la vida. Y aunque después las cosas cambiaron en esa nación, el movimiento provida instituyó esa fecha para mostrar que ese anhelo de apoyar las dos vidas, sigue vigente en América Latina.
Guatemala ha sido muy fuerte en esa lucha. En 2014 se hizo la marcha la familia al centro, una de las más numerosas manifestaciones apolíticas que hemos tenido en nuestra historia. Las iniciativas provida nunca han buscado apoyar a ningún gobierno, son expresiones legítimas, donde no hay acarreados, ni personas manipuladas, quienes participan lo hacen por convicción de defender lo que creen.
Las críticas a mi postura se centraron en las estadísticas de desnutrición que hay en el país, pero la caravana no promueve semejantes diferencias sociales. Garantizar calidad de vida es una tarea del Estado y las expresiones a favor de la vida no le restan responsabilidad. Lo curioso es que hay muchas fundaciones interesadas en que se apruebe el aborto en América Latina –y de manera particular le llevan ganas a Guatemala–, para imponerlo invierten millones de dólares y hasta financian medios de comunicación desde donde impulsan su objetivo y desacreditan a quien se oponen, pero no están interesados en combatir la desnutrición. Tampoco veo a los grupos que nos insultan cuestionar por qué no invierten dinero en esa causa, como que fuera una obligación solo de los provida.
También recibí mensajes que me mandaron a… ayudar a los necesitados. Obvio, desconocen la labor que las organizaciones como AFI hacen en favor de mujeres embarazadas y niños. De hecho, a las personas interesadas en participar en la caravana en carro nos dieron la opción de adquirir un kit y esos fondos los destinarán a Valle de los Ángeles, un hogar que brinda alimento y educación a más de 200 niños en situación de riesgo entre 6 y 18 años.
¡Sé que una caravana no cambia los problemas sociales de Guatemala! Pero sí pone de manifiesto los valores de un grupo grande, donde no hay religiones sino unidad por una causa.
A todos los detractores de mi postura quiero recordarles que el aborto no solucionará la situación de desigualdad en la que viven las personas del corredor seco. No, al detener los nacimientos (asesinato) la violencia contra la mujer ni la pobreza desaparecerá mágicamente. El aborto alteraría la salud (física, mental y emocionalmente) de las mujeres. Hay datos que sustentan el daño que un aborto provoca en la mujer.
También me tacharon de retrasada, religiosa y antifeminista. Defender la vida desde la concepción no tiene nada que ver con pensamientos ideológicos o religiosos. La vida es un derecho inalienable del ser humano y eso figura en nuestra Constitución. Soy promujer y no feminista ¡sé lo que va implícito en ese falso “empoderamiento” que el movimiento promueve.
Como mujer y madre, también me indigno de las violaciones de niñas, pero el aborto tampoco cambiará esa realidad. Queda exigir que el Estado haga su papel y nosotros podamos impulsar que la familia desempeñe su rol en la sociedad, es la primera escuela donde se aprende a proteger y defender los derechos humanos.
Tenemos muchísimo que exigir en la sociedad. ¡Yo he decidido partir desde el principio: desde el respeto a la vida desde su concepción! No podemos intentar arreglar la situación a medio camino, porque es inviable.
No hay vidas de segunda clase, todas son de primera.
Karly de Rodríguez