La crisis sanitaria ha dejado a Guatemala y a muchos países desabastecidos de muchas cosas entre ellas: mascarillas y geles a base de alcohol.
Estoy segura que muchas personas durante estas semanas se dieron a la tarea de comprar compulsivamente recursos, que según ellos, evitará el contagio del tan temido coronavirus.
Sin embargo, estas mismas personas no logran ocupar un poco de su tiempo y de sus neuronas para leer las recomendaciones de los entes sanitarios internacionales, que regulan el control de la pandemia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dicta que el antígeno más eficaz para evitar un contagio es reducir la exposición a las aglomeraciones y lavado estricto de manos con jabón y agua preferiblemente. En ninguna de sus cláusulas dice que el uso de mascarilla para cualquier ciudadano.
Toda esta paranoia y miedo ha hecho que las farmacias y los sitos de depósito farmacéuticos se queden desabastecidos y, por ende, que personal médico, personas con cáncer, ancianos, niños con enfermedades de base crónicas queden sin protección.
Para hacer conciencia de frenar estas compras innecesarias hago la recopilación de historias reales que personas están viviendo y sufriendo a causa de la ignorancia y del negocio que muchos quieren hacer con este tipo de productos:
“Mi hermano tiene cáncer de pulmón, tras la crisis hemos buscado mascarillas y gel porque él pasa en hospitales por sus quimioterapias. Por su condición es vulnerable a cualquier contagio, no solo por el COVID-19”.
“Soy médico de un hospital regional y atiendo la emergencia, actualmente no me han dotado de mascarillas porque no hay. Yo podría tener contacto con algún caso, pero me siento desprotegido”.
“Mi hija tiene leucemia, me suspendieron las visitas porque no tengo mascarillas y ellos no pueden dotarme. Solo la puedo ver detrás de un vidrio porque la tienen aislada”.
“Soy médica oncóloga y me robaron las mascarillas que tenía para mis pacientes con cáncer. Ahora no consigo las adecuadas en ningún lado”.
“Soy odontóloga y tengo contacto con la saliva, en el depósito dental las mascarillas que usamos están agotadas desde hace un mes”.
“Tengo a mi papá hospitalizado en el Seguro Social, necesito llevarle jabón, papel de baño y agua. Me ha costado conseguirlo y nosotros realmente lo necesitamos”.
Paremos el consumo masivo de este tipo de suministros porque hoy alguien más lo está necesitando. Donemos lo que compramos, seamos precavidos y evitemos salir de casa.
A las personas que están lucrando y revendiendo este tipo de productos en esta emergencia deberían ser penados con la ley y comprender que esta no es una situación para lucrar más bien para ser solidarios.