Oli es una perrita labrador, fue rescatada en las faldas del volcán Turrialba, en Costa Rica, cuando apenas tenía 3 meses de edad, estaba nerviosa, asustada, perdida. Unas chicas finlandesas que estaban de visita en el volcán la vieron perdida, pocos días antes el volcán había estado en actividad lanzando piedras y otros materiales, presumiblemente Oli vivía en alguna granja del área y con las explosiones salió y se perdió.
Las chicas le tomaron fotografías y las subieron a sus páginas de facebook enlazando a comunidades en Costa Rica que velan por la protección de mascotas, se dio aviso para saber si el dueño la reclamaba pero nada. Ellas tenían programado su viaje a las playas de El Limón, y se llevaron a Oli en el auto que habían rentado, no querían dejarla perdida a su suerte, le compraron comida, platos, cama y hasta ropa.
El estrés es un estado en el cual el perro se encuentra amenazado, tiene pánico o está abrumado. Los síntomas más inmediatos en todas las razas de perros mientras sufre un ataque de estrés son: la cola y las orejas tiesas, como a la expectativa de cazar una presa, jadeos con salivación excesiva, dar vueltas alrededor de si mismo intentando morderse la cola sin éxito, vómitos, rascarse obsesivamente una parte del cuerpo hasta hacerse sangre.
Al pasar los días, una de las voluntarias que apoyan a buscar casa a las mascotas sin dueño se quedó con Oli, pensaba que quizá sería temporalmente pues alguien podría estar interesado en adoptarla, pero su esposo se resistió, él es no vidente, hacía poco tiempo que había perdido a su compañero de aventuras, su fiel lazarillo un labrador de color negro, y se resistía a tener otro acompañante por fidelidad y porque los dos habían formado fuertes lazos de amor. Cuando le anunciaron la llegada de Oli dijo, no quiero, pero en cuanto llegó se fue a buscar a su nuevo dueño, froto su cuerpo y pelaje contra él y se agachó como buscando amor, su dulzura lo conquistó de inmediato.
Los perros labradores son muy buenos lazarillos, su aspecto dulce y su energía hacen lo convierten en una excelente opción como compañero de aventuras y paseos de todo tipo. Por naturaleza, el labrador es un fiel acompañante.
A los pocos meses de la llegada de Oli se integró Uvita, una perrita de complexión pequeña pero personalidad fuerte que se ha convertido en la dueña y señora de la casa, nada sucede allí que no pase primero por su vista, ha completado la familia y ha hecho una dupla perfecta con Oli al punto que ahora son inseparables y cómplices en travesuras.