¿Se imagina usted tener que investigar a su jefe? El que le seleccionó entre un grupo de profesionales igualmente calificados, el que decidió darle su voto de confianza a pesar de tener otras opciones.
Este escenario es más o menos el que enfrentará Maria Consuelo Porras Argueta la nueva fiscal general y jefa del Ministerio Público -MP-, quien debería continuar con el proceso de antejuicio iniciado por la actual fiscal Thelma Aldana en contra quien la nombró, quien dicho sea de paso es el presidente de la república.
El MP ha encontrado indicios de financiamiento electoral ilícito en la revisión de las finanzas del partido FCN-Nación, el que llevo a Morales a la silla presidencial.
El escenario se complica si se considera que la persona que nombró a la nueva fiscal, es la misma que tiene un claro interés por desviar los reflectores a otro lado, evadir una investigación en contra del partido que lo llevó al poder y por supuesto engavetar el trámite de antejuicio que el MP, conjuntamente con la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala –CICIG- iniciaron en su contra.
Proceso que prosperó en el plano judicial pero que no pudo continuar en el plano político, puesto que el presidente Morales encontró en el cuestionado Congreso de la República un inmejorable aliado para evitar se le retirará la inmunidad.
Además el jefe, el mismo que nombró a la fiscal, ha dedicado los últimos meses a desacreditar el trabajo conjunto entre el MP y la CICIG. Definitivamente el trabajo de Porras Argueta no será sencillo. Recibirá presiones, ataques mediáticos, tendrá en su contra a una maquinaria bien estructurada y aceitada de netcenteros dispuestos a desacreditarla en caso de que ella olvidé, por accidente, quien la colocó al frente del MP.
Por fortuna hay un feliz precedente respecto a estas presiones y escenarios: Thelma Aldana, conjuntamente con su equipo y el de la CICIG procesó al presidente Otto Pérez Molina, quien la había nombrado.
La diferencia entre ambos escenarios es simple, pequeña y a la vez gigante: en aquel entonces Otto Pérez, después procesado por su elegida, no tenía ninguna investigación previa en contra del partido de su partido, ni procesos de antejuicio iniciados.
Yo seré optimista, le daré el beneficio de la duda a la nueva fiscal Porras Argueta y creeré que ella estará comprometida con la justicia y con la continuidad del trabajo realizado por la actual fiscal general.
Porras Argueta tiene algo a su u favor: la Ley Orgánica del Ministerio Público, que en su última modificación dificulta la remoción del jefe del MP y establece que solo podrá hacerla el presidente de la república por causa justa debidamente establecida. “Se entiende por causa justa la comisión de un delito doloso durante el ejercicio de función, por el cual se le haya condenado en juicio…”
Dicho cuerpo legal hace casi imposible la destitución del fiscal general y garantiza el cumplimiento de su mandato (de cuatro años). Esto será beneficioso sí o solo sí la Porras Argueta hace un trabajo serio, ético y comprometido por la justicia. Tiene un gran reto señora fiscal, por favor no nos defraude.