A los cuarenta y pico de edad deberíamos haber aprendido a desprendernos de las etiquetas del fracaso que la sociedad trata de imponer. Fracasado o exitosa, solo tú lo sabes.
Llegamos a la mitad del 2021 y no sé ustedes, pero tengo la tentación de sentir que me estanqué con algunas metas que me tracé para este año, que visualicé con más libertad que el anterior.
¡No me estoy quejando! Estos seis meses he disfrutado algunas cosas que no soñé ni planifiqué, pero cuando me pongo de frente al calendario y veo las metas que escribí en mi agenda llena de colorcitos y stickers de diferentes formas, me siento poco productiva.
Sin embargo, noté que esa incomodidad es compartida. Algunas amigas confesaron sentirse fracasadas en alguna área de su vida: en la maternidad, personal, sentimental o académicamente. A los cuarenta ya deberíamos haber aprendido a desprendernos del fracaso y vivir más libremente ¿o no?
Para empezar, respondamos qué entendemos por fracaso o por éxito. Los medios nos han inclinado a relacionar el éxito con dinero y todo aquello que puedes obtener a través de él: una casa enorme, fama, carros, sueldos y puntos. Es lo que encontramos en Instagram y ahora en Tik Tok, personas que parecen tenerlo todo y que aparentan estar felices.
Nunca olvido el caso de la creadora de la marca Kate Spade. Me conmocionó que Katherine Noel Brosnahan, que se desempeñaba como madre, esposa y creativa talentosa, triunfó en la moda con sus carteras y bolsos. Sin embargo, escogió su lujosa casa de Nueva York como escenario para quitarse la vida.
Si se tratara de dinero, quizás MacKenzie Scott hubiera pasado por alto la infidelidad de Jeff Bezos, fundador de Amazon, quien a la fecha sigue siendo considerado el hombre más rico de la Tierra. Pero la fortuna no la retuvo y en 2020 se hizo pública su ruptura, los medios relatan que igual que el exesposo, ya comparte su vida con otra persona.
Más recientemente vimos la noticia del divorcio de Melinda Gates, una mujer de 56 años, cofundadora de Microsoft y así finalizó un matrimonio de 27 años con el cuarto hombre más rico del planeta, Bill Gates.
¿Qué lleva a esas personas “exitosas” a quitarse la vida o tomar decisiones tan radicales como un divorcio después décadas? ¿Será que el dinero garantiza el éxito?
También en las esferas opuestas a la opulencia hay casos de divorcio y de suicidio, es decir, estos problemas no atañen solo a una clase social. En la abundancia y en la carencia, todas aspiramos a tener una vida plena y feliz.
El diccionario define éxito como la obtención de un resultado feliz. Bajo esa visión, quién dice que ser madre soltera, divorciarse, renunciar al trabajo de ensueño, dejar a medias la universidad, tener libras extras, ser madre de tiempo completo no son acciones que llenan de felicidad.
En la misma proporción que casarse, tener hijos, obtener ese título universitario, bajar de peso o recibir un ascenso en la empresa. Tu éxito puede que no sea mi éxito, por lo tanto, no es válido que te etiquete de exitosa o fracasada desde mi bagaje.
Si llegas a sentir sensaciones de estancamiento por lo que dicen los demás, quiero recordarte que nos quedan seis meses más para retomar lo que nos acerque a esa felicidad que tanto deseamos o para inventarnos nuevos planes en este plazo del 2021. ¿Probamos?
«La felicidad está dentro de uno, no al lado de alguien».
Marilyn Monroe