Neuropolítica ¿Es el reemplazo de los jingles en campañas electorales? imagen

La política no es una ciencia fría. Sobre todo en campañas electorales, entra en juego ese balance entre la razón y la emoción.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Por: Lorena Bin

Las neurociencias, o las ciencias que estudian el cerebro, están encontrando cada vez más campos de aplicación. La política es un campo fértil para estas aplicaciones.

Las neurociencias aplicadas a la política, o neuropolítica no son una leyenda urbana.

Si bien el arte de confeccionar discursos en base a lo que la gente quiere oír ha sido parte de la cultura electoral en todo el mundo, la tecnología usada en las neurociencias puede escudriñar aquello que hace reaccionar a las masas a nivel cerebral.

Varios medios como el New York Times reportan que incluso en Latinoamérica se sabe de varios casos de campañas electorales que fueron ganadas gracias al conocimiento de las reacciones inconscientes de las audiencias.

Específicamente, las campañas del el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, y del Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos han usado métodos neurocientíficos para llegar al poder, reporta el diario neoyorquino.

2016 Un año de sorpresas políticas ¿Tuvo que ver la neurociencia?

Un mes antes de las Elecciones de Estados Unidos, pudimos ver un discurso del entonces Presidente Obama, proyectando una actitud más bien confiada, ironizando algunas frases de Donald Trump.

Y tenía fundamento: varios medios noticiosos reflejaban en sus encuestas una clara ventaja de la candidata demócrata Hillary Clinton.

Pero la sorpresa llegó. Cuando Donald Trump obtuvo la victoria, echó por tierra muchas de las encuestas.

Un fenómeno similar sucedió en Inglaterra, con el Brexit, la consulta popular en torno a si el país debería abandonar o permanecer en la Unión Europea.

Debido a que todas las encuestas proyectaban que el “No” ganaría, el mundo se sorprendió cuando los resultados finales arrojaron la victoria del “Si”.

¿Por qué las encuestas electorales mienten?

Si bien hay varias razones, nos enfocamos en una de las principales: los estudios neurocientíficos han demostrado que no hay una coherencia entre lo que decimos que sentimos, y la forma en que está reaccionando nuestro cerebro.

Es decir, los seres humanos no somos muy buenos para expresar objetivamente nuestros sentimientos. En este caso, nuestros sentimientos hacia un candidato u otro.

El cerebro humano representa el 2% de la masa corporal, pero utiliza el 20% de la energía. Por un reflejo de conservación, el cerebro tenderá a escoger la solución emocional, antes de consumir energía decidiendo racionalmente.

La política no es una ciencia fría. Sobre todo en campañas electorales, entra en juego ese balance entre la razón y la emoción.




¿Una verdad relativa?

Debido a todos estos acontecimientos del 2016, el Diccionario Oxford designó el término “post verdad” como la palabra del año.

La post verdad es aquella afirmación en la que importa más la emoción y el contexto en el que se expresa, que su veracidad.

El cerebro toma atajos para conectar las piezas de información que recibe. A estos atajos se les llama “sesgos cognitivos”.

y uno de esos sesgos consiste en tomar sólo aquellas partes de la información factual que se alinean a nuestras creencias, preconcepciones y prejuicios.

En campañas electorales, este sesgo es muy común: restamos importancia a la información factual que desacredita a aquel candidato por el que pensamos votar, y resaltamos aquella información que nos ayuda a justificar nuestro voto.

Entender toda esta dinámica de la política vista bajo la lupa de la neurociencia y la psicología social, nos llevará a entender que en las campañas electorales, quien decide es la emoción, aunque no lo admitamos.

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