El pediatra Joshua Alberto Romero Figueroa fue detenido y encarcelado por supuesta negligencia. Mientras unos exigen un castigo contundente, médicos y familiares de pacientes lo respaldan.
El pasado 13 de febrero, un pediatra fue apresado y encarcelado por un supuesto caso de negligencia médica. La síntesis de la historia es esta: en octubre de 2018, un bebé llegó al Hospital Regional de Chiquimula con una neumonía aguda, razón por la cual se le colocó un catéter femoral (en una de sus piernas). Debido a una complicación, el mismo se infectó y hubo que proceder a la amputación del miembro para evitar que la gangrena avanzara y salvar así la vida del infante.
¿Negligencia o complicación? Esa es la pregunta que deberá responder el Ministerio Público, en el marco de una investigación objetiva y profunda.
El tema se hizo viral y los internautas volvieron a dividir criterios, ya que mientras unos maldecían al profesional y exigían que se le pagara con la misma moneda, es decir que le fuera amputada una pierna o que se le inhabilitara como médico, varios doctores y familiares de pacientes salieron en su defensa y crearon campañas en redes sociales a favor del facultativo con hashtags como #YoTambiénPongoCatéteres y #TodosSomosJoshua.
El domingo, personal médico de Chiquimula organizó una caminata en apoyo al profesional de la medicina. Familiares de pacientes colocaron fotografías de Romero Figueroa en sus redes sociales y aseguraron que el pediatra es un profesional comprometido que ha salvado muchas vidas.
No soy médico y no haré una defensa oficiosa del profesional de la salud, al menos no sin conocer el caso, pero creo que como mínimo debemos plantearnos un par de reflexiones sin caer en los absolutismos que tanto nos dividen.
Consultados algunos médicos, todos coincidieron en algo: las complicaciones siempre se presentan. Al parecer, un bebé con neumonía puede llegar a tener un cuadro de deshidratación. Esto puede imposibilitar el canalizarlo por la vía intravenosa, lo que tiende a obligar al equipo médico a colocar un catéter femoral, un procedimiento bastante más invasivo que puede complicarse, sobre todo si se toma en cuenta la edad del menor.
Desde luego que los padres están en todo su derecho de presentar una denuncia, y las autoridades están obligadas a realizar una investigación imparcial respecto al tema para establecer si hubo o no negligencia.
Los doctores y familiares de pacientes que respaldan a Romero Figueroa basan su defensa en que las complicaciones pueden existir y que en todo caso no hubo dolo (intención) para causar un daño. Vale la pena cuestionarse si el encarcelamiento de este profesional era necesario. La legislación establece que la cárcel es la última de las medidas de coerción aplicable y usualmente se exige cuando hay riesgo de obstaculización de la verdad, peligro de fuga o cuando el delito no permite una medida sustitutiva.
Desde luego que sería irresponsable eximir o responsabilizar al galeno sin una investigación seria y objetiva. En todo caso, haya existido o no una práctica negligente, me parece que las autoridades deberían analizar la intencionalidad del caso y si se demuestra que no hubo dolo, considerar una medida de coerción diferente a la cárcel.
El llamado que hago es a la mesura. Desde luego, desde una visión empática con los padres del niño, pero que también considere la difícil posición de Romero Figueroa. El contexto de los hospitales en el país no es necesariamente el mejor, los profesionales tienen recursos limitados y una sobrecarga de trabajo, elementos que también juegan en contra.