Y MI DESEO ES. Por Guillermo Monsanto
Las estrellas fugaces cruzaron el cielo iluminándolo, temporalmente, con sus rutilantes destellos. Aquellas luces misteriosas, durante cientos de años, han otorgado prodigios a quienes han sabido solicitar con sinceridad sus dones mágicos. Y, como todo lo que esconde un misterio, también han cobrado algo a cambio. Bien dicen las personas mayores: “hay que tener miedo a lo que uno desea porque se le puede cumplir.” Acostadas en la grama, tres amigas adolescentes, pidieron prodigios secretos cruzando los dedos supersticiosamente. La primera solicitó un hogar, hijos y nietos. La segunda, encontrar el amor desbordado y pasional, un príncipe azul que la protegiera y la llevara a vivir a un palacio. La última, ser feliz siempre, no importando las circunstancias. Aquella noche las chicas, sin saberlo, decretaron su destino.
Marisol, al igual que sus otras dos compañeras, entró a la universidad. Buenos promedios, aunados a una notoriedad relacionada a su personalidad extrovertida y cálida, la colocaron en un puesto privilegiado. El primer año, ocupó los cuadros de honor de la facultad y con ellos la visibilidad requerida para prosperar profesionalmente. Sin embargo, al final del segundo semestre se enamoró y para febrero del año siguiente ya había abandonado los estudios absorta en la preparación de su boda. En una sucesión de eventos se convirtió en ama de casa, madre y sin darse cuenta del inexorable paso del tiempo, en abuela. Una tarde, limpiando el trastero, encontró una caja con fotografías. Entre ellas, una de la remota vacación que vivió como adolescente con sus mejores amigas. En realidad, la última que tuvo a lo largo de su vida. Una lágrima se deslizó por su mejilla.
Beatriz, la segunda de ellas, terminó la carrera. Debido a sus promedios, ingresó inmediatamente a una compañía trasnacional y en ella, conoció a su príncipe azul. Un italiano, 15 años mayor que ella, “endemoniadamente bello” según lo describió en un correo a su madre. Pasado un tiempo se fueron a vivir a Europa, en un caserón del tamaño de un palacio y a experimentar una vida que nunca imaginó. Luego de aquella eterna luna de miel, cuando quiso regresar a trabajar, se encontró con la oposición de Marco; “tú, no necesitas trabajar querida, tu lugar está en casa y no hay peros que valgan.” Y así, aquella princesa se quedó atrapada en aquella fortaleza viendo pasar el tiempo. El hombre, que había elegido para cumplir sus anhelos, se fue trasformando en un Otelo y ella, sin poder evitarlo, en una Desdémona. En otras palabras, un personaje de ficción.
Nora fue feliz toda su vida. Estudió, trabajó, viajó, amó a su familia, pero nunca puso en manos de otro su individualidad. Supo ser pareja y al mismo tiempo amiga, compañera de aventuras. Cómplice. La vida la llevó por distintos senderos, que fue completando cada uno a su tiempo, hasta que todos desembocaron en el camino que conduce a la vejez. En ese momento, plena y con las misiones cumplidas, dormida y soñando con estrellas fugaces, trascendió a otro plano, satisfecha por la vida que había tenido.
Cuando uno desea algo es importante saber formularlo. No sea que, por no tener claras nuestras ideas, se nos cumpla ¿Usted qué piensa?