Corría mayo del año en curso cuando *Ricardo hacia un viaje rutinario por el interior del país. Su trabajo: dar asistencia y soporte técnico para una empresa que presta servicios de mantenimiento. El vehículo piloteado por él contaba con un dispositivo de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés). Es habitual que las empresas coloquen estos dispositivos en sus respectivas flotillas para fines de monitoreo de rutas y prevención de atracos.
En la sede central de la empresa proveedora una mujer, que coordina la logística de las flotillas, perdió contacto con Ricardo a quien llamó insistentemente. No era usual que él no respondiera el teléfono: 40 llamadas de voz, más de un decena de mensajes en el buzón y desde luego un absurdo número de mensajes de Whatsapp,que no fueron respondidos.
Esto alarmó a la coordinadora de logística que no tuvo otro remedio que contactar al proveedor del servicio de posicionamiento global. La primera sospecha: robo de vehículo, según la encargada de coordinar las flotillas este podía ser uno de los 1,936 casos de robo de carros que se registraron en el país de enero a julio de este año, según datos de la Secretaría Técnica del Consejo Nacional de Seguridad.
Por fortuna el posicionamiento global identificó rápidamente la ubicación del vehículo, pero eso no contribuyó a que el conductor se reportara, pues el teléfono seguía muerto. Las políticas de la empresa establecen protocolos a seguir para estos casos y coordinaciones con la fuerza pública en caso sea necesario.
La coordinadora de transportes exigió que se tomara una medida de hecho, pero los proveedores del servicio de posicionamiento fueron más prudentes y decidieron esperar. En seguida la encargada de logística desesperó aún más y aseguró que se trataba de un secuestro, uno de los 15 que se han reportado en el país durante 2018, según datos de la Secretaría Técnica del Consejo Nacional de Seguridad.
La ubicación
El problema trascendió dentro de la empresa y un empleado de la misma decidió comunicar la situación a la familia del conductor. Error ¿Por qué? La empresa proveedora del servicio ya tenía fijada una ubicación: la aldea Pete Chixic, Cobán, Alta Verapaz, Autohotel Paraíso.
La ubicación exacta trascendió a la familia y la insistente encargada de logística, la cual pareció más molesta que la esposa de *Ricardo. La coartada predecible del piloto fue: teléfono descargado y cargador portátil averiado. Ni en la oficina ni en su casa creyeron tan infantil historia.
¿Quién dijo que el GPS solo prevenía robos y monitoreaba rutas? Este caso es un ejemplo que tales dispositivos evidencian aventuras ocultas.
*Nombre ficticio