Pese a que en el papel la gobernanza del oficialismo parecía complicada en el Legislativo, debido a que estaban muy alejados de ser una bancada mayoritaria, la acelerada y pactada aprobación del presupuesto para el ejercicio fiscal 2021, pone de manifiesto que entre “gitanos no se leen las manos” y que los diputados son “coyotes de la misma loma”.
Pocas veces en el hemiciclo se logran acuerdos con tanta celeridad y eficiencia, al parecer la oposición real es débil y minoritaria (diputados de los bloques Winaq, Semilla, MLP, unos pocos de la UNE, Bien, y uno solo de Creo, votaron en contra, los parlamentarios de la URNG y otros pocos se ausentaron del pleno).
El presupuesto 2021, el más elevado de la historia del país, suma más de Q99 mil millones. El dictamen que le dará vida al mismo fue aprobado entre la sombra, sin mayores discusiones ni análisis. Para el Congreso de la República fue autorizado un incremento de Q154.6 millones.
Es decir que los parlamentarios se recetan más fondos en el marco de una de las peores crisis económicas y sociales de las últimas décadas, provocada en buena medida por la pandemia del Covid-19 y por los recientes desastres naturales provocados por las tormentas Iota y Eta.
Del total de los fondos que se manejarán de forma discrecional por parte de las instituciones públicas el 63 por ciento va dirigido a gastos de funcionamiento (arrendamientos, salarios y gastos varios, que poco o nada contribuyen a minimizar la tragedia de millones de guatemaltecos que atraviesan por una precaria situación social y económica).
El gasto público será financiado mediante un endeudamiento que desde luego tendremos que pagar todos los guatemaltecos. De acuerdo a un análisis del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales –Icefi– se privilegiarán las inversiones en infraestructura, pero se desatenderán a las poblaciones vulnerables.
El Ministerio de Comunicaciones es una de las instituciones más favorecidas pues tuvo un incremento de Q2 mil millones. No obstante, es vox populi el hecho de que esta cartera es una de las que gestiona sus fondos con más opacidad.
Aunque se aseguró que se le habían restado Q200 millones al combate de la desnutrición infantil, aparentemente estos fondos se volvieron a incluir en el presupuesto. De hecho, el presidente de la república Alejandro Giammattei, aseguró que se dicho monto era parte de una asignación de más de Q4 mil millones (lo que desde luego habrá que ver cuando se publique el presupuesto en el diario oficial).
En este contexto sombrío, donde aflora la mezquindad de una clase política a la que no le interesa la población, se empiezan a realizar convocatorias para manifestarse en contra de este presupuesto aprobado en la oscuridad de los podridos pasillos del Organismo Legislativo.