En lo que va del año, según el Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR) solo en Huehuetenango fueron atendidos 1443 partos de niñas entre 10 y 19 años. Una cifra que preocupa y que entristece. Sin duda detrás de muchos de los casos hay violencia, desintegración familiar, pobreza y poco acceso a educación.
Bajo esta realidad algunas feministas sacan su mejor bandera: acceso a salud reproductiva y no dan marcha atrás en este criterio que muchos emulan pero pocos saben de qué están hablando. Promover los anticonceptivos se ha vuelto la supuesta salvación para aquellas niñas que vulneran su futuro con la maternidad.
Hace un tiempo conocí a Karina* de 18 años. Desde hace un mes tuvo acceso a un método de anticoncepción subdérmico, su hermana de 21 también lo usa y fue ella quien se lo recomendó. Poco a poco le he ido tomando cariño, un día de estos en confianza me comentó que tenía fuertes dolores de cabeza y que le “había bajado” mucho más flujo de lo normal. “También me da dolor en los ovarios” me susurró mientras colocaba las manos en su vientre. Le pregunté si había consultado y me dijo que le advirtieron que todo lo que sentía era normal.
Karina es viuda, tiene una niña de 2 años bajo su cuidado. Su sueldo no le alcanza para pagar un médico particular pero sí tuvo acceso a este método gracias a una jornada de salud que realizaron en un centro atención obstétrica en la zona 13.
Cualquier feminista le podría decir a Karina que hizo lo correcto, que protegerse para no ser madre fue la decisión indicada. Pero: ¿Alguien le dijo que usar un método anticonceptivo no la protege de padecer una enfermedad de transmisión sexual?, ¿Alguien le dijo que estar expuesta a estrógenos y progesterona puede ser una de las causas de padecer cáncer de mama?, ¿Quienes invadieron el cuerpo de Karina para implantarle un anticonceptivo le dieron seguimiento a sus síntomas? ¿Le dijeron que tener relaciones sexuales con diferente pareja la vulnera de padecer cáncer cervico-uterino? ¿Le dijeron que si es sexualmente activa debería hacerse un papanicolau cada 6 meses?. No son animales como para hacer jornadas anti hijos y dejar a estas mujeres a su suerte.
Somos demasiado irresponsables en este tema, mientras esto pasa todos repiten la misma cantaleta: acceso a salud reproductiva pero no saben absolutamente nada, únicamente imitar a las intelectualoides que lo dicen con demasiada propiedad y poca información.
Las feministas deberían de cambiar su discurso y amar más a las mujeres que defienden. Si aun creen que las están salvando, lamento decirles que están haciendo todo lo contrario. Quieren evitar un embarazo pero las devuelven a su misma realidad. El mensaje es muy fuerte: Utilicen su cuerpo protegido, o que las utilicen a ustedes.
Esas mujeres que salen de un centro de salud con unas pastillas, una inyección o con una pequeña intervención en su brazo llegan a su misma realidad: a un hogar desintegrado, a los brazos del novio que las violenta, a la cercanía de un posible violador y a la pobreza.
Podrán decir que soy moralista o demasiado religiosa. Pero esto no es cuestión de ser un pecado o no, es cuestión de encontrar las vías para solucionar el problema de raíz sin afectarlas más de lo que esta sociedad ha hecho con ellas.
Debemos regresar a nuestros principios a que estas mujeres desde pequeñas aprendan a respetar su cuerpo, a amarse, a soñar. Debemos promover a la familia, erradicar el machismo, promover trabajos dignos y remunerados, acabar con la discriminación de clases y de género, ella deben tener acceso salarios justos, acceso a salud reproductiva con información verás y actualizada. La lista es larga, pero nos vamos por lo más fácil y las llenamos de pastillas sin ninguna guía.
Las feministas de hoy deberían defender a la mujer, pero pareciera que hacen lo contrario.
*Nombre ficticio