Debo confesar que hace algunos años me daba pena decir que era feminista, algunos nos tildan de “feminazis” e incluso lo relacionan con la izquierda. Nada que ver.
En el transcurso del tiempo he tomado el valor de hacerles ver que el feminismo en una forma de vida y que se pueden adoptar distintas maneras de serlo. Hay feministas que están a favor del aborto pero hay quienes estamos en contra. No hay una regla que nos defina como tal.
Por esa misma razón decidí hacer una lista de las cosas que quiero que mis hijas piensen del feminismo, en el que yo creo y que lucho todos los días para que pueda cambiar el mundo en el que vivimos.
Siento la necesidad de hacerlo porque la sociedad, cada vez más mezquina y machista, necesita de voces que denuncien y luchen a favor de las oportunidades justas para las mujeres.
Pueden ser feministas y estar a favor de la vida: las feministas pro vida tenemos también nuestros argumentos. Creemos que someter a la mujer a un aborto también es violentarla. Pero respetamos las decisiones que cada una adopte con su vida y con la de su hijo.
Ser feminista no quiere decir que odiemos a los hombres: Por favor, no todas las feministas odiamos a los hombres. Más bien pensamos que nos complementan y que tiene dignidad como la tenemos nosotras y en esto radica nuestra lucha.
Los trabajos domésticos si nos agradan y nos hacen felices no tienen nada de malo realizarlos: a mamá le gusta la cocina, pero eso no quiere decir que haya sido un rol que me impusieron por mi condición de mujer. Sino porque realmente me gusta cocinar y disfrutar de esa tarea en el hogar. Hacer siempre lo que nos guste no tendrá nada de malo.
Ser feminista no quiere decir que queramos ser iguales que los hombres: los dos géneros son totalmente diferentes pero sí hay injusticias de desigualdad que es importante pelear. Ser iguales no nos traerá mejores condiciones para las mujeres, no quiero que tomen igual a un hombre y me excluyan de gozar mis días de post parto. Pero si me parece importante que me den igualdad salarial, por ejemplo.
Que el feminismo sea parte de su vida diaria: Que se amen con sus virtudes y sus defectos, que no se rían de chistes que denigran la condición de las mujeres, que compartan tareas equitativas en su hogar, que disfruten de ser mujeres y se sientan orgullosas de ello.
¡No tengan miedo! de defender sus ideas: Si un chiste te parece machista, hay que alzar la voz y decir que no te parece gracioso. Debate siempre lo que piensas con argumentos y jamás faltes el respeto.
Hay chistes que denigran a la mujer pero también al hombre: He escuchado chistes “feministas” donde denigran la imagen del hombre para que sobresalga la imagen de la mujer y viceversa. Ninguno de los dos son compatibles con nuestra forma de pensar.
Defiende los derechos de ambos géneros: Sean justas y equitativas. No tengan miedo a darle la razón a los hombres cuando lo amerite. El principio debe ser de repartir justicia sin importar el género.
Comparte responsabilidades equitativas en tu relación: En sus hogares, con sus hijos será el lugar donde podrán sembrar amor, equidad e igualdad. Comparte tus ideas con tu pareja y repartan las tareas de una forma equitativa, sin importar los roles que nos han establecido la sociedad.