Las metas de los zillennials del liceo imagen

Más allá de las burlas y comentarios peyorativos que despertaron las publicaciones con las metas de los graduandos del 2021 del Liceo Guatemala, estos jóvenes nos están trasladando un mensaje contundente que es necesario advertir.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Como mujer, madre y comunicadora no pude pasar por alto la referencia que se hizo en las redes sociales sobre las metas de los graduados que acapararon la atención.

Claramente, el caso de una institución como el Liceo Guatemala y las publicaciones que hicieron desde su cuenta, su desacierto en borrarlas y después pronunciarse en un escueto comunicado llamó la atención de la sociedad twittera que por lo general es implacable con su crítica que puede llegar a ser ofensiva.

Inevitable estar ajena a esa realidad y en este caso en particular, considero que se debe ir más allá. Desde mi punto de vista el mensaje tan fuerte que expresan las metas de ese grupo de zillennials o generación Z, los expertos incluyen en esta categoría a los nacidos entre 1995 y 2000, que en tono de broma manifestaron aspirar a ser millonarios sin esfuerzo e irse del país y que probablemente no se tomaron en serio la tarea o quizás no les dijeron que las publicarían.

Observemos que esta generación nació con un celular, contrario a la generación X donde están los padres de familia de esos jóvenes, quienes se ha tenido que introducir en el mundo digital por necesidad y no por afición. Para los progenitores tener un Iphone o un Samsung es como una especie de “lujo” a sabiendas que es una herramienta de trabajo. Estos padres se fajan trabajando para darles a sus hijos todo aquello que ellos no tuvieron.

Mi hija mayor es zillennials, aunque ya inició su carrera universitaria, fue inevitable preguntarme ¿será que se nos ha ido la mano poniendo en manos de nuestros hijos todo lo que necesitan? ¿Será que hemos sido efectivos para mostrarles el valor de las cosas? ¿Será que nos han visto trabajar tan arduamente que no quieren pasar por lo mismo? Las respuestas no las tengo a la mano.

Otro rasgo que manifestaron los jóvenes es su deseo de no vivir en Guatemala, probablemente están cansados de los altos índices de pobreza, malos niveles de vida de la mayor parte de la población, la violencia o la falta de oportunidades. Quizás no saben que su generación puede cambiar las cosas.

Hay que explicarles a esa generación que son el futuro de la nación, que ser “tiktokers” o “youtubers” no es un paso seguro para convertirse en millonario. Un par de ellos quizás lo logre, pero no es así de fácil. Por otro lado, es bueno que entiendan que tener recursos facilita la vida, pero no los hace feliz. Así que el dinero no debe ser una meta, sino una consecuencia de trabajar en lo que los apasiona.

No sé qué está haciendo el sistema educativo para motivar a los jóvenes a hacer la diferencia y debo preguntarles a los adultos de este país ¿qué estamos haciendo por las nuevas generaciones?

Dicen que Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra, es decir que nos corresponde a los padres de familia inspirar a nuestros hijos que sí se pueden hacer las cosas en Guate, que no es necesario irnos de aquí para triunfar, que esta tierra es el campo adecuado para que brillen en el área que ellos desean.

No estoy siendo ingenuamente positiva, estoy convencida que una generación tiene la capacidad de transformar la realidad de muchos. Ya sucedió en Corea del Sur, una nación que salió de la pobreza y se convirtió en un país próspero. Basta con buscar en Google para conocer sus índices económicos: en términos de economía más grande, posee el 13º lugar y está clasificado como país desarrollado por la ONU, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. También se encuentra entre los países más avanzados tecnológicamente y mejor comunicados; es uno de los líderes globales en producción de aparatos electrónicos, dispositivos semiconductores y teléfonos móviles. Posee una de las infraestructuras más avanzadas en el mundo.

Y porqué no creer que algo así podría suceder en Guatemala. Si los jóvenes empiezan a creer que sí pueden quizás ocurra el milagro.

Cambiemos nuestras palabras para los jóvenes en casa, no matemos sus sueños, menospreciando sus ideas. Y si es necesario, ubiquémoslos para que tengan los pies en la tierra y su mirada en cosas grandes, en otras palabras, apoyemos sus ideas, mientras les enseñamos a trabajar y esforzarse.

Los sueños sin metas, son solo sueños; y te llevarán a desilusiones. Las metas, son el camino hacia tus sueños; pero no se pueden lograr sin disciplina y consistencia

Denzel Washington.

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