Hace poco entré al rollo de la alimentación complementaria. Abrí un pequeño espacio, en el cual comparto información y recetas sobre alimentación para bebés, desde mi experiencia como mamá.
A partir de ese momento empecé a seguir varias cuentas de influenciadores españoles entre mamás, nutricionistas y dietistas y la guerra contra las marcas que promocionan alimentos pocos saludables es muy intensa y marcada.
Hace unos meses me atreví a decir en mi cuenta que una marca guatemalteca distribuía alimentos con azúcar, en un producto que va dirigido para bebés de seis meses en adelante, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud dicta que a los bebés menores de un año no se les debería de ofrecer ni un gramo de azúcar.
Pensé que todas iban a estar agradecidas por la alerta que les hice, sin embargo algunas salieron a defender una marca que por años ha estado en la cocina de nuestra casa, pero que nadie se había atrevido a leer la etiqueta o a cuestionarse si realmente es un producto saludable.
Más bien, vi cómo han patrocinado a profesionales con grandes comunidades en redes sociales para repartir información equivocada.
Y qué decir de un post que hice hace unos meses en el que indiqué que el atol de 13 cereales no hacía que las madres produzcan más leche. Se me vino un batallón de críticas encima. “La marca te va a demandar”, me escribió una seguidora muy molesta. Sin duda, no estamos acostumbrados para algo así.
En Guatemala no tenemos cultura de denuncia, más bien las marcas tienen la gran ventaja que algunas madres (me atrevería a decir que la mayoría) se dejan llevar fácilmente por la publicidad. Y que hay marcas que están metidas en la cocina y en el corazón de muchos consumidores, sacarlas de esos dos lugares a veces es muy difícil.
En España existe una regulación que si alguien recomienda algo porque le están pagando debe ponerlo. Aquí vemos cómo muchos influenciadores modelan a sus hijos con alimentos poco saludables. Cada persona puede darle a sus hijos lo que quiera que coma, pero influenciar en la compra de otros con algo que es dañino me parece poco ético.
Los influenciadores deben darle valor a sus espacios y seleccionar ellos a las marcas que quieran que sus seguidores vean, que no sea al contrario.