¿Incluir la risa en un entorno de trabajo? Compartir experiencias cómicas puede fortalecer las relaciones y hacernos más productivos.
Luego de una seguidilla de bromas, mi amiga me dijo “ya hice abdominales de tanto reírme. Te quiero mucho; ya tenía ratos de no reírme así”.
Victor Borge escribió una vez que la risa es la distancia más corta entre dos personas.
No sé si te has dado cuenta pero cuando compartimos un chiste o un suceso cómico con otras personas, es muy probable que las personas nos parezcan más agradables.
Incluso he oído de personas que se han enamorado de su pareja porque las hacía reír mucho.
Independientemente de si esas relaciones funcionan a largo plazo o no, es increíble el poder socializador que tiene la risa.
Algunos experimentos sociales como el de este video, demuestran que la risa es contagiosa.
La risa analizada en un experimento
Un reciente estudio explora cuando la risa funciona como un pegamento social, y cuando no lo hace. Si bien toda risa genuina puede ayudarnos a sentirnos bien, la risa compartida puede comunicar a otros que tenemos una cosmovisión similar, lo que fortalece nuestras relaciones.
Investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, idearon una manera de producir risas compartidas en el laboratorio, para medir experimentalmente cómo la risa podría influir en la relación con un extraño.
Este estudio se basó en el uso de videollamadas entre los participantes y un interlocutor que, como parte del estudio, presentaba una de tres conductas con cada participante:
– Se reía mucho
– Se reía un poco
– Y sólo sonreía de vez en cuando
Todo esto, para analizar el nivel de identificación de los participantes.
Los resultados mostraron que la cantidad de risas compartidas tuvieron efectos consistentes en la identificación de los participantes con el compañero de vídeo y que esto a su vez, aumentó cuánto les agradaba su contraparte en la videollamada, y su disponibilidad para asociarse con él.
Una de las co autoras del estudio, explica que para las personas que se ríen juntas, la risa compartida es una señal de que ven el mundo de la misma manera, y esta risa impulsa momentáneamente su sentido de conexión.
La similitud percibida termina siendo una parte importante de la historia de las relaciones.
Los resultados de estos estudios nos llevan a meditar sobre el poder de la risa para mejorar las relaciones.
Los equipos de trabajo pueden buscar oportunidades para reírse juntos, para fortalecer los lazos afectivos y mejorar las relaciones.
Las autoras de este estudio incluso sugieren que la práctica de compartir una sonrisa puede incorporarse en las empresas para que el personal se sienta más alineado, identificado y a la larga, se vuelvan más productivos.
La risa no sólo es ese elemento cohesivo, sino es el aceite que evita las fricciones en las relaciones personales y laborales.