La poesía de Humberto Ak´abal es como una ventana… Una ventana que naturalmente reposa sobre una cornisa mostrando las entrañas de la cultura indígena, que con magnífica sencillez se convierte en magia para el que nunca había visto hacia dentro.
Los versos simples, con pensamientos profundos, cautivaron a sus lectores encontrándose de cerca con la muerte, el sufrimiento de los pájaros, de la gente, del capitalino, del indígena, muchas veces con una honestidad irreverente. Estuvimos siempre sosteniendo una conversación de madrugada cada vez que le leímos.
Hace algún tiempo llevé uno de sus poemarios en el bolsillo para leerlo con mi hija, para cuando nos hiciera falta. Leyendo juntas en cualquier parte: en un banco, en el carro, en Xela, en la capital, en la costa, me di cuenta de que Humberto Ak´abal y su poesía se convirtieron en un puente entre las muchas Guatemalas que existen; porque en todas partes se duele, se sufre, se alegra, se ama… Pero no en todos lados se le llama igual.
Gracias por eso.
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