El Día de la Mujer se volvió una guerra porque en este mundo vivimos prendiéndole fuego a todo; si no es un monumento, es a un comentario que hace alguien que no piensa igual.
En esta pugna están los que manchan monumentos, los indignados por los monumentos, los que dicen que gritar no es suficiente y que las manchas son una voz de protesta; otras se dicen feministas, pero que las que tienen un espray en la mano no las representa; y por otro lado están las mamás de varones que dicen que a ellos también los violan y que por qué no protestan igual para ellos.
Poner una opinión en una red social, debajo de una foto o escribir por aquí e indignarse también. Incluso, agarrar un espray y manchar el logo de la Muni lo puede hacer cualquiera.
Lo que no es fácil es enfrentar el día a día siendo mujer, sentarse en una mesa en el trabajo y escuchar cómo tu jefe te dice que felicitará a tu esposo porque es coleccionista de accesorios para hombres porque estás embarazada de una niña. Guatemala, septiembre 2018.
Lo que no es fácil es llegar como médica a una residencia del IGSS y que el jefe de la unidad te diga: “Yo no sé qué hacen aquí, ustedes deberían estar atendiendo a sus maridos”. Guatemala, 2014.
Lo que no es fácil es enfrentar al señor de una venta de repuestos de carro que pretendía venderle una pieza el doble de cara “porque es mujer” y se quería aprovechar porque, según él, las mujeres no saben nada de carros. Guatemala, 2012.
Lo que no es fácil es enfrentar al depravado del bus que eyaculó en el pantalón de ella mientras aprovechaba que en medio de un bus lleno no se podía salir corriendo. Guatemala, 2010.
Lo que no es fácil es enfrentar que en Jalapa las comadronas cobren Q35.00 si nace niño y Q25.00 si nace niña. Guatemala, 2007.
El problema no es el espray en el monumento, no es tu indignación por el monumento, el problema es mucho más grave y real que todas las opiniones que se comparten y las peleas que han suscitado en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Hoy les quiero pedir algo: No dejen de pintar su pared, aunque sea la del muro de Facebook, la del estado de WhatsApp o en el Instagram. Por favor, no dejen de indignarse por lo que realmente vale la pena.
Se los pido como mujer, como mamá de dos niñas y amiga de muchas mujeres que hoy están viviendo en este mundo donde ser mujer no es fácil.
No nos enfoquemos en lo negativo de las marchas que tanto bien hacen a una sociedad que está sometida en el silencio, que le falta denuncia y justicia para muchas mujeres y niñas que hoy están siendo violentadas.