Karla Maldonado de Molina se tira al piso y extiende una alfombra con lentitud y delicadeza, luego coloca una bandeja con un vaso vacío y un pichel con agua. Pone sus dedos en pinza y se decide a dar clase a madres y educadores.
Mientras hace un trasvasado habla de la independencia, el amor y la empatía con la que cualquiera que esté enfrente de un niño debería educar.
Su fuente de inspiración es María Montessori, educadora, pedagoga, científica, médica, psiquiatra, filósofa y antropóloga italiana, fundadora del método que lleva su apellido.
Karla se graduó de Guía Montessori en Perugia, Italia, en la Association Montessori Internationale (AMI). Recibió clases de la alumna de María Montessori, Sara Concas. Bajo esa formación e inspiración, ha dedicado varios años a la educación bajo el método Montessori en Guatemala y hoy les comparto parte de su historia y su labor.
“Cuando algo no está bien, mi niñez me rescata”, dice, mientras recuerda cómo, de pequeña, la dejaban jugar bajo la lluvia o con la naturaleza. Quizá desde ese instante la vida le planteaba la posibilidad de sentir el estilo de vida que ahora multiplica.
Dedicó 11 años a laborar en el Colegio Montessori de Guatemala y el enfoque principal como educadora fue pensar siempre en el sentimiento de los niños. “A las mamás que más se preocupaban, más las llamaba y les decía que sus hijos estaban bien”, indica.
Sin tener una fecha exacta, una tarde alguien tocó su puerta. “Quiero que me capacites a mis maestros”, le expuso. Ella se negó rotundamente, pero tras la insistencia se animó a dar la primera clase. Así comenzó a instruir educadores y ahora a cualquier persona que quiera implementar el método Montessori en sus aulas o en casa.
Ha trabajado para los Jardines de la Municipalidad, y lleva en su corazón el primer proyecto que apoyó para fundar la primera guarderia Montessori para niños del vertedero de la zona 3.
En 2012 fundó ASED, Asesoramiento Educativo y Método Montessori, y graduó a la primera generación de guías Montessori en Guatemala. Algunos de los perfiles que forman parte de la comunidad son arquitectos, directores, padres de familia, educadores, odontólogos, monitoras, niñeras, y abuelitas, que han formado y sembrado en su entorno la metodología.
A partir de esa fecha ha tenido bajo su cargo varias promociones de Guías Montessori, que suman unos 3 mil alumnos que han pasado por su academia.
Proyección social
Uno de los principales pilares de ASED es crear también proyectos para la protección de la niñez en riesgo social, tal cual lo hacía María Montessori. “Este método es para todos y no solo para una clase social”, asegura su fundadora.
“En 2013 se presentó la oportunidad de trabajar con niños en protección y riesgo de calle, por lo que se montaron tres espacios Montessori”, agrega Karla. Ver el impactante cambio en esos niños fue el mayor regalo y satisfacción. Asimismo, han trabajado proyectos de niñez en zonas rojas de Guatemala.
Karla no puede tener ningún material Montessori en las manos porque lo regala o lo deja en algún lugar donde seguramente las manos de un niño que lo necesita, lo tocará y aprenderá cosas maravillosas. “Agradezco a Dios por la oportunidad que me da de multiplicar Montessori en todos los rincones de Guatemala” agrega.
Mientras deja la bandeja, la última de su clase se despide. Se le quiebra la voz y dice: “Dios bendiga cada uno de sus proyectos”. ASED ha propiciado que muchas madres, emprendedores y educadores logren hacer proyectos vinculados con la educación y a la filosofía Montessori en Guatemala.