De Isabella se ha escrito mucho, no es para menos. Esta bellecita de mujer, a sus 21 años, es una talentosa diseñadora de modas guatemalteca. Su materia prima son el color y los tejidos de nuestro país. Utiliza textiles típicos para crear piezas de tal originalidad que la han colocado entre grandes a nivel internacional. Haber nacido con Síndrome de Down, lejos de poner techo a su quehacer en la moda, lo ha catapultado. La inspiración nace de su particular forma de ver la vida, en la pureza con la que siente, y es que las personas con Síndrome de Down albergan un espíritu tan cristalino que resulta tierra fértil a la hora de entregarse y de crear. Isabella se entrega completa en su rol de artista. Diseña sin pretensión, diseña porque es algo que la hace feliz y le confirma que es inmensamente capaz.
Inició sus andares diseñando prendas para personas con Síndrome de Down. Nadie mejor que ella para explicarlo. Es un deleite escucharla y verla contando porqué fue importante centrar sus primeras colecciones en estas prendas. “Somos diferentes” explica, “unos más gorditos, otros más bajitos…” Es pionera atendiendo un nicho de mercado dejado al olvido, gracias a su principio de total inclusión.
Escucharla es un regalo
Isabella habla con soltura y espontaneidad. Sus palabras francas muestran a una chica de innegociable dulzura que no necesita construir imágenes artificiales. Es encantadora. Su energía se contagia y la contundencia que coloca a cada frase conmueve y convence. Es carismática y luminosa, hay poder en su presencia. Se desenvuelve con tanta naturalidad que observarla es un gozo, una experiencia transformadora y una lección que desvanece falsas creencias.
Creatividad en las venas, esfuerzo y un sueño llamado down to xjabelle
Por sus venas corre sangre de artista. Su abuela materna, Blanqui de Tejada, fue diseñadora de modas hace más de 3 décadas. Era propietaria del atelier Xabelle, en donde confeccionaba prendas exclusivas. Lo curioso es que Isabella, sin saber lo que hacía su abuela, mostró inclinación por el diseño desde pequeña. Empezó creando prendas en sus muñecas de trapo usando pequeños trozos de tela y alfileres.
El diseño encontró a Isabella desde que era niña. Isabella encontró su vocación en el diseño. El encuentro que transforma al mundo.
Su pasión la ha llevado alrededor del mundo transformándolo. La marca Down to Xjabelle fusiona su historia con la de su abuela y ambas merecen ser contadas.
El amor como insignia universal
Escuchar cómo se refiere a quiénes ama es una lección de solidaridad a prueba de todo. Quienes observamos con atención cómo se refiere a su mamá, no podemos evitar las lágrimas. Qué bendición poder expresar con tanta fluidez su caudal de sentimientos y la admiración que le profesa. Son palabras que emanan de las profundidades de su esencia. Cada frase llega fuerte, como si declarara sus más preciadas convicciones.
Del cascabel feliz de su voz afloran certezas universales: el poder del amor y la gratitud, la trascendencia de la familia y los amigos, la importancia del esfuerzo, el trabajo arduo para alcanzar metas, la certidumbre absoluta de que el “no puedo”, no existe.
Tributo, moda incluyente 2018, honor a quien honor merece
La carrera de Isabella entró en etapa de consolidación desde que, en el 2016, fue invitada como diseñadora emergente al London Fashion Show. Dos años después, su nombre y colecciones recorren pasarelas en muchos países. La suya es una historia que muestra cómo, creer y trabajar con ahínco superan cualquier condición. Su tenacidad ha dado frutos y no duda en repetir que se siente agradecida y “muy, pero muy feliz”. Su agradecimiento no conoce límites. Lo expresa en las entrevistas, al relacionarse, en la sonrisa. Inspirada en su gratitud, quiso rendir tributo a su abuela Blanqui y su historia, honrando sus tiempos en el el mundo de la moda. Para agasajarla se organizó el evento TRIBUTO, moda incluyente 2018 en colaboración con Emilio Méndez, quien a su vez rindió tributo a su padre, don Saúl E. Méndez.
El evento fue un éxito. Las prendas originales y hermosas. Pero lo mejor fueron las y los modelos, personas con capacidades distintas recorrieron la pasarela con gracia, porte y dueños de una felicidad que se contagiaba. Los aplausos invadieron el sitio, la emoción podía tocarse. Fue una noche mágica, se respiraba inclusión y esperanza.
Un obstáculo que se convirtió en oportunidad
A pesar de haberse graduado de bachiller en CCyLL en un colegio con currículo tradicional, no fue admitida en la universidad. Su sueño, claro, era estudiar la carrera de diseño de modas. Pero la negativa no cerró su camino. Lo que hizo fue trazar una ruta alterna que aún recorre y a cuyas pruebas me remito. Se inscribió en una academia de diseño, corte y confección. Aprendió el oficio con todos sus elementos: diseño, patronaje, incluso aprendió a usar máquinas de coser profesionales. Su formación es continua y pareciera que la creatividad y la inspiración se multiplican en ella día a día. Basta con ver las prendas.
Es una condición, no es un padecimiento
El trabajo de inclusión de personas con Síndrome de Down en Guatemala empezó con paso lento pero firme. Lo primero que debemos cambiar es el lenguaje. No es una enfermedad, tampoco una discapacidad, es una condición que proviene de una alteración genética.
Con programas educativos adecuados y estímulos precisos desde temprana edad, son capaces de aprender y dominar un sinfín de destrezas.
La inserción de los niños con síndrome de Down en colegios y universidades depende más de la institución que del alumno. Adecuar los contenidos a su ritmo de aprendizaje, acompañarlos con actividades alternas que refuercen lo aprendido, conocer a fondo sus características, creer y confiar en su capacidad de adaptarse y compensar con habilidades que tienen más desarrolladas, con los sentidos que dominan mejor, son elementos fundamentales que deben existir en los centros educativos.