En esta última entrega de las reflexiones sobre sueños, planes y metas para el 2018, quisiera invitarle a que se hiciera una única pregunta. Es una pregunta simple, pero a la vez compleja de responder. ¿Está este año haciendo lo que quiere hacer?
Tuve hace un tiempo el privilegio de terminar una certificación en la universidad más reconocida a nivel mundial en temas de emprendimiento, Babson College. Hablando con su presidente de ese momento, Len Schlesinger, me hacía la siguiente reflexión “¿Qué podría decir en una conferencia de prensa si durante mi estadía como presidente de Babson caemos de alguno de los rankings mundiales luego de quince años siendo los número uno?” Me comentó que esa fue su primer gran reto al asumir su rol. Luego de meditarlo y discutirlo con los equipos que componen la escuela se dio cuenta de algo que le cambió su forma de ver el problema: “estábamos enfocados más en el resultado final (ser número uno) que en disfrutarnos lo que estábamos haciendo ahora, enseñar y vivir el emprendimiento como una forma de cambiar el mundo”.
Una fuente de inspiración para este cambio fue la estrategia de un grupo de rock llamado The Grateful Dead. Ellos fueron los primeros en hacer algo que parecía inaudito para un grupo musical. En las entradas de sus conciertos, en lugar de registrarlos para evitar que llevaran cámaras de videos, grabadoras u otros, les reservaban lugares preferentes en primeras filas para que pudieran grabar mejor el concierto. Les estimulaban a traer su equipo de grabación y hacer del concierto su concierto. Cuando les preguntaban que porqué habían hecho algo como esto, que podría impactarles en sus ventas de discos contestaron “somos la única banda que en realidad pone primero a sus clientes, los fanáticos.” Por supuesto, las ventas siempre se lograban como consecuencia de lo que hacía la banda. Len indica que Babson había dejado de enfocarse en la meta y más en el proceso que les llevaría a cumplir la meta. Me invitó a pensar en realmente ser distinto, porque “¿Porqué competir por ser el mejor cuando puedes ser el único?”. Sin duda lo están logrando. Sus profesores disfrutan de enseñar, los estudiantes disfrutan estar allí. Están haciendo lo que quieren hacer.
Del otro lado de la moneda, tengo el privilegio de participar en diversas directivas y reuniones con grupos gerenciales de empresas en la región. Me impactó recientemente una organización que, a pesar de ser de las más grandes del mundo, disfrutar de posiciones preferentes en los mercados que sirve, contar con los más sofisticados sistemas de compensación y desarrollo del talento, muchos de sus ejecutivos me abordaron luego de un taller de planeamiento para decirme “sabe, si pudiera, estaría haciendo otra cosa que lo que actualmente hago.” No fue un caso aislado. No suele serlo en las empresas donde participo. Múltiples personas, incluso los presidentes ejecutivos, suelen perder ese brillo en los ojos y cuestionarse “¿Estoy realmente haciendo lo que quiero hacer con mi vida?”. Algunos me han dicho “es que ya estoy muy grande para hacer un cambio”, otros “es que usted no entiende que ya no puedo darle a mi familia un status distinto al que les doy” o incluso otros “es que sin este trabajo no podría darle a mi familia lo que necesita”. Curiosamente, la misma dinámica que le pasaba a Babson. Todos enfocados en “no perder lo que tengo” más que “tendré lo que tengo si hago lo que quiero”.
Hacer lo que quiero es ese llamado que usted tiene. Es esa fuerza que le motiva en secreto, es ese problema que sólo usted debe resolver. Simon Sinek dijo que “existen líderes y existen aquéllos que lideran. Los primeros tienen un título y los segundos inspiran y mueven el mundo.” ¿En este 2018, hará lo que quiere hacer? ¿Hará lo que debe hacer? Vivir una vida extraordinaria implica a veces tomar decisiones como estas, que son ordinarias.
¿Qué está haciendo hoy por alcanzar sus sueños?