INCAPACITADOS. Por Guillermo Monsanto
¿Qué define a un ser humano capaz? O ¿Cómo saber si una persona es todo lo contrario? Usted, por ejemplo ¿dejaría la construcción de su casa en manos de un ingeniero improvisado? O más terrible aún ¿pondría en manos de un médico descalificado la vida de su bebé, mamá, abuelo o el chucho? Imagine todavía algo peor ¿permitiría que su futuro, el de su familia y nación, dependiera de las leyes promulgadas por una serie de políticos incapacitados para formular una estructura coherente con el desarrollo integral de Guatemala? Quizás estamos viviendo estas realidades y no nos hemos dado cuenta. Y para colmo, ¿no será que muchos somos cómplices por omisión?
El otro día leí un lucido, y un tanto colérico, texto escrito por Arturo Pérez-Reverte. El escritor, molesto por la ambigüedad complaciente de la Real Academia de la Lengua Española, se quejaba del daño que ciertas libertades le estaban haciendo al idioma. A la par de ello, colegí, el conocimiento se estaba perdiendo porque una nueva generación de iletrados empoderados tomaba decisiones trascendentales para el futuro educativo de grandes mayorías. Que “el lenguaje elevado es para las élites”; yo me lo pensaría más detenidamente. Este comunica y no hay nada más exitoso en la división de un conglomerado humano que la incomunicación. De allí que no es lo mismo decir “que vestía como comía” que “qué bestia como comía”.
Contrario a lo que dictaría el sentido común, regresamos a los textos ilustrados. “Una imagen para dummies vale más que mil palabras” (Edad Media). Quememos a Cervantes o a Shakespeare. Los niños no tienen que estudiar en casa, todo lo tienen que resolver en el colegio o la escuela, y usar las tardes para jugar o ver tele ¡Ver tele! Pero si ya ni los noticieros son coherentes… Me parece lógico que los niños tengan niñez más no comprendo que no tengan futuro ¿Sus maestros tienen la capacidad para hacerles asimilar todo en una jornada? Y Más cuando les toca enseñarles cosas que no aprendieron en casa como a dar las gracias, pedir por favor las cosas, no destruir lo que no es de ellos, reciclar la basura, respetar a sus autoridades. La malformación familiar y escolar, van de la mano con el manejo del idioma y su dimensión dentro de la sociedad. Los que tienen la oportunidad de asistir a un centro de formación para capacitarse tienen el derecho al estudio y el compromiso de aprender. Así, podrán incluir a los que se quedaron fuera.
¿Es Guatemala un país sin esperanza? No lo creo. Sin embargo, la misión que tenemos enfrente es titánica y prioritaria. Es un trabajo de todos. Requiere una conciencia colectiva definida, enfocada en el desarrollo de la nación como meta. Y esto significa que tenemos que entendernos para poder estar comunicados. Algo que está muy claro es que pertenecemos a una sociedad dividida y diversa. No hay oportunidades para una gran mayoría y muchos exigen, demasiados, lo que no están dispuestos a dar. Sin embargo, gente trabajadora, honrada, positiva y tenaz hay de sobra en todos los estratos productivos. Este, es el mejor de los comienzos. La cosa es comenzar a construir en grupo ya.
Es bueno recordar que un incapacitado o incapacitada es alguien “falto de capacidad o aptitud para hacer algo”. En derecho, se dice de “una persona: Sujeta a interdicción civil”. Cuidado, la mediocridad es una forma de ser menguados. No sea que un día nuestros políticos formulen una ley en la que nos excluya nuestra autodeterminación a gobernarnos por considerarnos, ellos, incapaces para hacerlo. Si usted ya está en la jugada, no se me ofenda. Gente como usted es la que necesita el país para evolucionar.