Por allí hay cierta tendencia a descalificar a los hombres y presentarlos como enemigos, pero la verdad es que ¡sí hay hombres buenos!
Cuál es el objetivo de desacreditarlos, no sé. No soy docta en la materia, me parece que es un primer paso para contradecir la naturaleza y frenar esa atracción que se siente por el sexo opuesto que da paso a que después nos unamos a ellos para formar una familia.
Alejada de una visión religiosa y enfocada en el tema desde el punto de vista biológico, solo veo que existen dos sexos: femenino y masculino. Es así como la especie ha sobrevivido y es un hecho que corrientes ideológicas intentan alterar, poniendo a la mujer a la defensiva y al hombre como un villano porque ¡todos están cortados con la misma tijera!
Ojo que no descalifico esa necesidad de crear espacios en la sociedad para que las mujeres tengan mejores condiciones sociales y alcancen su máximo potencial. Tampoco estoy defendiendo esos abusos provocados por los hombres. Podemos profundizar en el tema en otro momento.
Esta semana, que en Guatemala se celebra a los padres, pensé en la carga que la sociedad les impone y creo que hay que decirlo: no todos los hombres son violadores, infieles ni misóginos.
Por supuesto que hay muchos que han abusado de niñas y mujeres (la ley debe exigirles que paguen por esos delitos), otros no son responsables en el hogar ni tratan adecuadamente a su esposa, también están aquellos que huyen de la responsabilidad de criar a sus hijos, pero sí son buenos para hacerlos.
La lista puede ser muy grande, pero también hay que resaltar que hay hombres buenos, me refiero a los que madrugan para ir a trabajar como pilotos, de cabezal o de un bus que no tienen el glamur de un piloto aviador, el arquitecto, ingeniero, maestro o mercadólogo, también está el médico, el ginecólogo, bombero o enfermo. Además, hablemos de quienes tuvieron que reinventarse después de su despido en la pandemia porque las cuentas en el hogar son las mismas… En fin, sin importar su profesión o su oficio, cada uno desempeña una labor importante para llevar el sustento a su hogar.
Podemos referirnos a quienes dejaron la vida de picaflor para convertirse en responsables esposos y padres de familia. Sumemos aquellos que han sido etiquetados como malos partidos en los círculos sociales por un error que cometieron en su pasado. Los que deciden estar presentes en el parto de sus hijos, también en las madrugadas para cambiar un pañal o preparar la pacha.
No podemos dejar fuera a quienes siguen regalando flores (compradas en los semáforos para ayudar a los vendedores), mandan lindos mensajes en Whatsapp hablando de la belleza de su esposa o novia, a pesar de las canas y las libras extras que ellas tienen. Aquellos que deciden enamorar a una mujer que pasó por un divorcio y adoptan a los hijos de otros. Los hombres que se ponen al brinco cuando otro les falta el respeto a la prima, la hermana o la novia. Los que se ilusionan con ver a la selección nacional cerca de un mundial.
Vengo de un hogar con un papá imperfecto y lleno de cualidades, que hizo todo lo posible para que mi calidad de vida fuera mejor. En mi hogar, mi esposo ha cuidado de mis hijas cuando yo he estado en el trabajo, aprendió a cambiar pañales y ha tratado de entender a las tres mujeres que tiene en casa. Ha sido el soporte económico y emocional cuando las cosas no me salen bien. Como él, hay muchos hombres movidos por el amor que va más allá de las palabras.
A los hombres que dan todo de sí en su hogar y hacia su familia, a ellos les deseo ¡feliz día del padre! Estoy segura que son muchos y no debemos dejar que el discurso ideológico opaque su esencia ¡Si conoces a hombres buenos, aplaude su labor!
“No me preocupa tanto la gente mala, sino el espantoso silencio de la gente buena”.
Martin Luther King