El mundo atraviesa la peor crisis sanitaria de la era contemporánea, ya que el Covid-19 ha puesto en jaque a las grandes potencias mundiales. El coronavirus llegó a Wuhan, China, y desde ahí se ha esparcido por el mundo. Después ocurrió lo impensable, países poco desarrollados le vetaron el ingreso a los europeos y los gobernantes de las grandes potencias empezaron a tomar medidas drásticas para procurar un aislamiento de las personas y de esta forma evitar la propagación del virus.
Guatemala quiso replicar medidas adoptadas por otros países del primer mundo. Sin embargo, aún hay cierta flexibilidad para la industria de las maquilas, los call center y otras empresas, condicionadas al cumplimiento de algunas medidas validadas por el Gobierno.
Esto claramente supone un riesgo. Es imperativo aprender de la experiencia de Wuhan en China, ciudad que ha superado la pandemia. Desde luego que salir avante de un virus tan contagioso y agresivo supone que el Estado, los políticos, los empresarios grandes y pequeños y los contribuyentes tengamos que ajustarnos el cinturón.
Hablamos de una recesión económica sin precedentes, de pérdidas millonarias en todas las industrias, pero debemos entender que el flujo de los capitales ya es un jugador de segundo plano en el tablero de ajedrez.
Con todo respeto les digo a los empresarios que es momento de olvidar el estribillo de las pérdidas económicas y unirnos todos para salvar vidas. Hay que sacrificar mucho para resguardar nuestra integridad.
Recordemos que si sistemas de salud de países europeos y el chino colapsaron ante la pandemia, el nuestro claramente no tendrá capacidad de respuesta; no habrá Parque de la Industria que cuente, ni ventiladores que alcancen y los muertos se contarán por cientos.
Desde esta columna me tomo el atrevimiento de hacer un llamado a las autoridades y a los propietarios de las industrias de call center y maquilas que paren absolutamente sus actividades, porque ha quedado demostrado, desde la experiencia de Wuhan, que solo el aislamiento riguroso da buenos resultados.
En España, donde la cifra de fallecidos ha superado las 2 mil personas, el Gobierno español ha adoptado medidas drásticas de confinamiento. Se trata de un llamado imperativo para que todos, excepto personal que labora para proveer servicios de primera necesidad y distribuir artículos necesarios para la supervivencia, se queden en casa.
La movilidad parcial de trabajadores que eventualmente se desplazan por sus medios o que incluso viajan en buses provistos por las empresas supone un riesgo inminente. Un solo paciente asintomático puede infectar a una decena. Es necesario comprender que el virus no descansa, ni siquiera después del toque de queda, y que las personas que se desplazan a sus trabajos pueden estar enfermas y enfermar a terceras.
El llamado es también a la unidad y a la solidaridad, es momento de ayudarnos entre todos y compartir los frijoles a sabiendas que perderemos dinero. Ánimo Guatemala.