Sin darnos cuenta ya estamos en la recta final del 2018. Es posible que al inicio del año hayas tenido un gran empuje para alcanzar tus metas y es normal que esa fuerza con la que iniciaste ya no sea la misma en este punto. Eso no significa que debes de bajar la guardia estas últimas semanas. Por el contrario, es el momento de dar el último esfuerzo. Para eso es fundamental evitar procrastinar.
Aplazar una cosa fácil hace que sea difícil. Aplazar una cosa difícil la hace imposible. ~ George Claude Lorimer
La procrastinación, postergación o posposición es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. ¿No te ha pasado que una tarea que fácilmente podrías realizar en 40 minutos se vuelve un evento de todo un día? es algo que se vuelve frustrante e insatisfactorio. Esto interfiere directamente con tu productividad.
La productividad es un concepto que describe la capacidad o el nivel de producción de realizar una tarea en un tiempo determinado. A nivel laboral, se habla mucho de este tema con el cual pretenden medir que tan eficientes eres en tu trabajo. La productividad se ve afectada por factores externos que pueden interferir en que realices de forma óptima tus tareas e impida o haga más difícil que cumplas con tus objetivos. Esto te lleva a tener sentimientos de frustración, y a la vez afecta en las ganas e interés que le pones a alcanzar tus metas.
De todas las variables que pueden influir sobre la productividad, resalta la falta del sueño o el dormir de forma inadecuada, algo muy característico de esta época llena de convivíos, entregas y compromisos. El dormir bien es fundamental para la habilidad cerebral de aprender y recordar. Después de un desvelo o de una noche donde no duermes bien, es más difícil que tu cerebro “grabe” un conocimiento nuevo y será más complicado que encuentre el archivo de algo que ya guardaste en el pasado. Y a largo plazo, vas olvidando lo que ya sabias por deterioro del cerebro. Esto provoca que realizar una tarea sea más difícil pues se tiene que hacer un esfuerzo extra por encontrar dicha información.
Lo bueno es que estos efectos son reversibles. Tras una noche de buen sueño nocturno, el desempeño y la memoria te pueden mejorar. El dormir no es un ladrón de tiempo, es una necesidad. Hacer pequeñas pausas durante tus labores diarias no sólo mejorará tu productividad, también evitará dolores de espalda, de cabeza, irritación, nerviosismo, estrés. Si tienes la oportunidad de hacer una pequeña siesta, que no exceda de 30 minutos, los beneficios son casi inmediatos. Las personas que habitualmente hacen siestas en su mayoría describen esta actividad como una reponedora. La ciencia nos muestra que dormir siesta disminuye la poca tolerancia a la frustración, aumenta nuestro estado de alerta y optimiza nuestro desempeño en tareas cotidianas, mejoras en el desempeño cognitivo (organizar, planear, resolver problemas, mantener la atención), potencia la memoria y optimiza el aprendizaje haciéndonos mas receptivos.
Así que si quieres mejorar u optimizar tu productividad en estas últimas semanas del año, no re desgastes y mantén la guardia en alto. Elige bien tus “batallas” (por no decir convivios), intenta que tu sueño sea suficiente (7-8 horas) entre semana y no te excedas en el fin de semana.