Si alguna vez has dejado los documentos importantes en el bolso que usaste ayer, ¡no estás sola! Somos muchas las que debemos hacernos las locas ante la mirada recriminatoria del esposo que grita ¡otra vez! Y no entiende por qué cambiamos de cartera.
Sin duda, todas tenemos una amiga que tiene un botón, una aguja e hilo a la mano cuando hay un accidente en medio de una actividad social. Yo me he topado con la amiga, que cuando salpica la comida sobre la blusa, inmediatamente saca el sofisticado spray de desinfectante y en un 2 por 3 desaparece la mancha.
Nuestros bolsos o carteras son más que un accesorio de belleza o complemento del atuendo. Son una extensión de nosotras mismas. Sí, en muchos colores, formas y marcas grita quiénes somos.
Si ahorita le damos vuelta a tu cartera ¿qué sacaríamos? Hallaríamos lapiceros, resaltadores, algunas piezas básicas de maquillaje (labial, polvo y delineador), geles y spray antibacterial, pastillas para el dolor de cabeza o para los cólicos menstruales, toallas húmedas, gotas para los ojos, tampones, pañuelitos para las lágrimas, estuche de lentes (sin los lentes), clips, preservativo, cortaúñas, perfume, hules y gancho para el pelo, una libreta hermosa para las notas, cubito cargador del celular (sin cable), estuche de los audífonos y crayones. También habrá facturas, váucher de pagos y estickers de la promoción del supermercado. Entre todo esto también está la billetera que debe tener los documentos de identificación personal, dinero, fotos de la familia y las tarjetas.
¡Uf! Son múltiples cosas, pero todo bien ordenado o no, hace que ese bolso mediano no pierda la forma que concibió su diseñador. Lo mejor es que este kit no es para uso personal sino para ayudar a otras en sus emergencias.
Con algunas excepciones hay mujeres que usan la misma mochila o el mismo bolso eternamente, eso no las hace menos precavidas, igual llevan casi el mismo arsenal.
La mujer está preparada para ayudar cuando te duele la cabeza, te vino de emergencia o necesites hacer un cheque en la fila del banco. Así es su naturaleza, son generosas, llenas de detalles, complejas –a veces un poquito complicadas– y dispuestas a ayudar desinteresadamente. Por eso, sin pensarlo mucho en el grupo del “face” o en el Whastsapp comparten foto del resultado de la receta del día y alerta a todos con las novedades del tráfico o de Netflix. En general, no tienen empacho para pedir una oración o un consejo cuando se requiere y sacan las uñas para defender cuando están hiriendo a un ser querido.
¡Ojo! Si le quemaste el rancho a tu esposa o novia, no esperes que sus amigas te sigan pelando los dientes. Si ella te perdona, terminarán haciendo lo mismo, pero si ella no lo hace, no cuentes con sus amigas sin importar las veces que has compartido con ellas.
La mujer es solidaria hasta que se topa con una tóxica en el tráfico u otra más segura de sí misma que quiere imponer su presencia y restregar su experiencia en la oficina o el grupo de mamás del colegio. Esa actitud la pone en alerta máxima, pero cuando descubre que la fulana es inofensiva baja el canasto y se prepara para acogerla, eso sí, no traten de meterse en su círculo de BFF porque ahí solo hay espacio para tres o máximo cinco.
Hombre, aprende que “nunca” será suficiente una sola cartera y ningún color es igual que otro, quizás “parecido” si pasas por alto las texturas o el material, pero eso no implica que dejemos de soñar o ahorrar para comprar el siguiente bolso perfecto.
El secreto mejor guardado dentro de los bolsos es ese espíritu de cooperación que va implícito en cada artículo que la dueña agrega. Así que, si convives con una mujer que tiene un bolso cargado, siéntete confiado, esa mujer vale por cien. No solo es prevenida, sino que está dispuesta a ayudar y ten por seguro que no saldrá corriendo a la primera, se quedará en los momentos duros y se preparará para crear momentos inolvidables.
La mente de una mujer es tan compleja como el contenido de su bolso. Incluso cuando llegas al fondo de este ¡siempre hay algo que te sorprende
Billy Connolly.