El presidente, cuyo nombre prefiero no escribir, hizo alarde de su prepotencia y mandó a reprimir a un pueblo que, a tan solo un año de haberlo elegido, ya lo quiere ver fuera.
El dignatario, quien envío el sábado último a sus fuerzas de choque para agredir a civiles en el centro histórico, ya había mostrado sus cartas durante sus primeros días de gestión. Inició con el intento de poner en la agenda del Legislativo leyes que privilegiaban el uso de la fuerza.
Además, declaró un estado de prevención en dos municipios: Mixco y San Juan Sacatepéquez bajo el pretexto de controlar el acecho de las pandillas en esos lugares. Tal como lo denuncie en una columna lo que el presidente quería era dar un golpe de autoridad y enviar el mensaje de “tengo la fuerza y la usaré las veces que sea necesario”.
En ese momento muchas personas secundaron y aplaudieron las medidas de jefe de Gobierno, sin reparar que eran populistas, autoritarias y que eran la antesala de una administración que reprimiría a la población en cualquier momento.
Las agresiones que se hicieron virales
Con mucha pena vi, mediante las redes sociales, vergonzosas imágenes de policías que arrastran a mujeres y golpean a civiles, so pretexto de controlar una movilización de descontento más que justificada.
Si bien es cierto que la movilización se salió de control con la quema del edificio del Congreso de la República, también es cierto que las fuerzas de seguridad agredieron a manifestantes que mostraban su descontento de forma pacífica en la Plaza de la Constitución y en sus alrededores.
De cualquier forma, aunque no estoy de acuerdo con lo ocurrido con el inmueble en mención, debemos de comprender que se trató de una muestra de repudio a lo que ese edificio representa, por lo que no deberíamos de darnos demasiados golpes de pecho, por la destrucción parcial de un patrimonio que cobija a la peor clase política.
Es decir que aún sin estar de acuerdo, comprendo las razones y en ese contexto los corruptos e inescrupulosos diputados deberían de aceptar su responsabilidad y entender que toda acción tiene una reacción.
Lo cierto es que nada justifica la agresividad y el uso desmedido de la fuerza por parte de las fuerzas policiales, quienes, de acuerdo a sus propios reportes, capturaron a más de 30 ciudadanos de forma injustificada, pues debemos saber que la reacción de las fuerzas de seguridad se dio mucho después del incidente en el edificio del Legislativo.
Una de las víctimas de este régimen represivo fue la de José Velez, un estudiante de la Universidad de San Carlos, quien fue capturado en la 10 avenida y 9ª. Calle de la zona 1. Él narró a medios de comunicación la forma en la que fue agredido por cuatro agentes policiales. Lo golpearon con el bastón, lo patearon incluso cuando estaba en el suelo.
Algunas de las agresiones fueron capturadas en video, por lo que hay suficiente evidencia de que las fuerzas de seguridad se extralimitaron y agredieron a la población que acudió a manifestar.
Por favor no nos dejemos engañar, el presidente intentará justificar estas agresiones y manipulará a la opinión pública, usará de pretexto el incendio del Congreso y otros argumentos, pero la evidencia es elocuente: las fuerzas, creadas para proteger a la población, golpearon con brutalidad y cobardía a los manifestantes. Debemos exigir una investigación seria y que se deduzcan responsabilidades penales por los abusos de poder por parte de las fuerzas represivas.