El día definitivo está próximo, este 11 de agosto se realizará a nivel nacional el balotaje que definirá a quien le será colocada la banda presidencial el próximo 14 de enero de 2020, a las 14 horas. El 16 de junio un electorado, manipulado, en muchos casos desinformado y hasta ingenuo votó masivamente por dos opciones que distan mucho de representar un verdadero y significativo cambio para el país.
Sandra Torres, de la UNE, y Alejandro Giammattei, de Vamos, se disputarán la presidencia en poco más de dos semanas. Ambos personajes llegan a un balotaje en medio de señalamientos por financiamientos poco transparentes y con apoyos cuestionables.
Por un lado tenemos a Sandra Torres, quien a juicio de sus detractores fue presidenta de facto durante la gestión de su exesposo, Álvaro Colom. La candidata del partido verde, sin bien tiene conocimientos de cómo funciona la cosa pública, fue asociada con una causa de financiamiento electoral ilícito, que incluso motivaron a fiscales de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI) a solicitar un antejuicio en su contra, aunque este no prosperó.
A Giammattei se le asocia con militares conservadores de extrema derecha y según publicaciones del diario elPeriódico, es financiado por contratistas del Estado y apoyado por el empresario Alberto Pimentel, quien además podría ser su ministro de Energía y Minas.
Según la publicación del referido matutino, Pimentel es accionista de la empresa Fersa, S.A., a la que se le adjudicó la construcción, poco transparente, de la construcción de una línea de 440 kilómetros para ampliar la red de transmisión eléctrica.
El contrato ha sido incumplido por Fersa y de acuerdo con las declaraciones de Carlos Colom, en una entrevista en Emisoras Unidas, la adjudicación fue dudosa, pues hubo empresas serias con mucha experiencia y que, incluso, presentaron una mejor oferta.
Giammattei es respaldado por diputados del partido UCN, cuyo máximo representante está detenido en Estados Unidos, asociado con nexos con el narcotráfico.
En ese contexto, el balotaje no pinta bien para Guatemala, puesto que cualquiera de los dos candidatos que haga con el triunfo el próximo 11 de agosto tendrá parte de su gestión comprometida con financistas, pseudolíderes políticos, caciques y diputados que les apoyan condicionadamente, a cambio de cuotas de poder, contratos y quién sabe qué más.
En esa línea de ideas no me queda duda de que el 14 de enero de 2020, la banda presidencial le será colocada a uno de estos dos y sea quién sea deberá honrar los compromisos pactados con sus financistas. En otras palabras, deberá pagar los favores que lo llevaron a la presidencia.