El gobierno saliente y casi ornamental impulsó un acuerdo gubernativo que busca prohibir el uso de los plásticos en dos años. El presidente electo ya amenaza con derogar esta iniciativa.
Una administración polémica debía cerrar su mandato con una disposición controversial. La semana pasada, el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales emitió el Acuerdo Gubernativo 189-2019, que “prohíbe el uso y distribución de bolsas plásticas de un solo uso en sus diferentes presentaciones, formas y diseños, pajillas plásticas en sus diferentes presentaciones, formas y diseños, platos y vasos…”.
La disposición fijó un plazo de dos años para tal prohibición. La medida, ¿es buena o es mala? Particularmente, considero que en el país se hace un uso desmedido e irresponsable de estos materiales desechables. No es un secreto que estos desechos contaminan el ambiente, principalmente nuestros cuerpos hídricos. También es cierto que estos materiales tardan centenares de años en degradarse y que en el país carecemos de una cultura de reciclaje.
Vale la pena preguntarse: ¿Podemos vivir sin plásticos desechables? La respuesta inmediata es sí, solo necesitamos cambiar algunos malos hábitos y acostumbrarnos a sobrevivir sin estos materiales.
Quiero dejar en claro que no milito a favor del acuerdo gubernativo, pero me parece que como país y como mundo debemos considerar la posibilidad de explorar otros materiales menos nocivos para el ambiente. Desde luego, la puesta en marcha del acuerdo afectará intereses económicos y traerá alguna repercusión para terceros, pero… ¿No es el bien común lo que prevalece en una república?
En ese contexto y con objetividad deberíamos de analizar los riesgos, costes y pérdidas que supone continuar con la contaminación de nuestros cuerpos hídricos. Muchos dirán que es una medida radical y que bastaría crear conciencia y fomentar la cultura del reciclaje. ¿En serio? ¿En Guatemala? Dudo que nuestra cultura despilfarradora, mezquina, la que convierte lagos en pantanos y que destruye, con indolencia, el Lago de Atitlán a cada segundo, pueda realmente reaccionar sin medidas coercitivas y prohibitivas.
¿Qué pasará?
Mi visión y creo que no me equivocaré, aunque no pasa nada si eso ocurre, es que el acuerdo morirá con la misma rapidez y espontaneidad con la que fue publicado en el diario oficial. El presidente electo, Alejandro Giammattei, ya amenazó con derogarlo; incluso, el 14 a las 14.