Hace mucho que los citadinos sueñan con un sistema de transporte moderno, cómodo y digno, uno que realmente desincentive el uso del vehículo privado. El clamor ciudadano ha sido desoído por la administración edil durante muchas décadas y justo cuando se pensaba que al fin se iniciaría un proceso serio y formal para contar con un tren urbano de superficie, como lo es Metro Riel, la comuna y el Gobierno central dieron varios pasos para atrás y empezaron a posicionar un tren urbano.
La máquina de escribir Remington 12, fue sin duda una funcional herramienta de trabajo en la década de 1920. ¿La compraría para escribir y editar textos en 2019? La respuesta ni siquiera merece un análisis minucioso. Estamos en la era digital y una computadora portátil con un procesador veloz y un software básico es decenas de veces más eficiente que la antigua joya en mención.
Espero que la analogía sirva para ilustrar el sinsentido, el apoteósico error de querer posicionar una pieza de museo como un sistema de transporte masivo, eficiente y funcional. La autoridad municipal ha dicho que se trata de una fase previa al Metro Riel, yo diría que se trata de varias décadas previas, varias eras tecnológicas atrás.
No obstante, una porción de la ciudadanía, a la que invito a reflexionar al respecto, se ha deslumbrado por el regreso de la locomotora “La Chula” a las calles. Estoy absolutamente de acuerdo en que como una pieza antigua y patrimonial, merece ser restaurada y conservada, pero eso es diferente a convertirla en un “tren urbano”. Hay varios kilómetros de diferencia ¿o no?
Un tren urbano requiere de nuevas tecnologías, sistemas de seguridad eficientes, rapidez, eficiencia energética, reducción de los gases CO2, entre otros aspectos. “La Chula” es lenta, bulliciosa, insegura, sin tecnologías, en conclusión una pieza de museo que debería conversarse y hacer pequeños recorridos con fines turísticos.
El Metro Riel promete ser un proyecto eficiente, enmarcado en una lógica de movilidad urbana contemporánea. Pero, este “tren urbano” que apela al sentimiento de añoranza por otros tiempos, es a todas luces un atropello al sentido común.
La Municipalidad de Guatemala y el Gobierno central lucen poco serios, al presentar a “La Chula”, como una alternativa a la movilidad urbana. Si lo que querían era recuperar el derecho de vía ferroviario, llegaron 20 años tarde. Ahora, esa displicencia del Estado complica el desarrollo de futuros proyectos como el Metro Riel, el cual se impulsa con criterios más técnicos.
Lo cierto es que sorprendentemente algunos vecinos han salido al paso para aplaudir la iniciativa edil y del Gobierno central, sin reparar en que “La Chula”, ya no responde a las necesidades contemporáneas de conectividad en la urbe.
El sábado último “La Chula” se descarriló y aunque los funcionarios de Fegua salieron a “aclarar” que fue un tema “menor”, es claro que si el objetivo de esta vieja locomotora es ofrecer un servicio de transporte que responda a las necesidades de movilidad actuales, la realidad no podrá superar a la expectativa.