La tragedia de la erupción del Volcán de Fuego el 3 de junio de 2018 dejó dolor, incertidumbre, pobreza, lecciones aprendidas, indignación y develó la ineptitud de nuestras autoridades.
Hubo muchos daños y mucho dolor para las familias de las comunidades afectadas. Un año después aún hay familias sin vivienda y con el duelo de haber perdido a sus seres queridos.
Mientras pasó la tragedia y los medios dejaron de darle seguimiento a las víctimas, en la ciudad todo volvió a su normalidad.
Tan a la normalidad que 17 meses después nos parece inverosímil que empresarios (con una creatividad nula) crean que sobre los escombros de lo que fue el Club de Golf la Reunión se pueda hacer un fashion show.
Sí, Saúl E. Méndez y una retahíla de empresarios que les gustan hacer cosas “virgas” en Guate, querían hacer sobre las cenizas de la tragedia un show de modas titulado: “Aflowja”.
Según su tarjeta de invitación tenían planeado que a la zona cero llegara gente cool con el objetivo de reinventarse. Querían crear proyectos disruptivos donde habría catarsis, música, danza y “pops ups” gastronómicos. Los invitados dentro de su “dress code” deberían llevar un sombrero y zapatos todo terreno.
Y para acabar de ajustar el cuadro indignante, vergonzoso, denigrante y bochornoso la invitación iba acompañada de una caja con cenizas del volcán. Los invitados debían escarbarla para encontrar la exclusiva tarjeta.
Cuesta creer que esto sea cierto, cuesta creer que este tipo de empresarios con un sentido común muy reducido puedan cambiar el rumbo del desarrollo económico en Guatemala. Cuesta creer que una tragedia humana tan grande como lo fue la erupción del Volcán de Fuego sea ahora el escenario de una actividad superficial para la gente “cool” de “wate”.
Hace más de un año la tragedia nos develó cómo las élites en Guatemala se ven privilegiadas. Mientras los visitantes, trabajadores y huéspedes del Club de Golf “La Reunión” habían sido desalojados, luego de que Conred les alertara, los habitantes de Los Lotes quedaban abandonados a su suerte.
Esta invitación es el reflejo de lo que pasó en junio de 2018 y lo que pasa todos los días en este país que está repleto de injusticias.
Mientras estas personas querían tomar, modelar y bailar sobre los escombros del volcán, unos kilómetros más adelante estarían rescatistas tratando de identificar cuerpos para que los familiares puedan cerrar un ciclo de su duelo.
Saúl E. Mendez es una conocida marca de ropa para hombres y una serie de cadenas de restaurantes que por años nos ha vendido la idea de que Guatemala puede ser “nice” “chill” “cool” y demás extranjerismos que solo nos llenan de vacíos semánticos que no nos pertenecen.
“En Guatemala pasan muchas cosas que permitimos. Pero, esta es una de esas donde sin importar la falsa ideología que se predique, deberíamos estar juntos para evitar que suceda”, escribió Prensa Obsidiana, en Facebook.
En las páginas de algunos medios de comunicación publicaron cosas como: “Guatemala hila una nueva cita con la moda” y ponían en la boca de Emilio Méndez la siguiente frase: “La temática de este año tiene un aspecto súper relevante y es la regeneración: reparar el daño que nos hemos hecho a nosotros mismos, a otros o a la naturaleza”. Sin duda, una visión demasiado limitada de las cosas que deberían ser relevantes hoy y menos en el marco donde pretendía hacer su actividad.
Basta con buscar en Google noticias de la tragedia para saber que el 19 de agosto reactivaron las operaciones para la búsqueda de restos de personas que murieron en la tragedia. La tarea de recuperación ha estado a cargo de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG).
Después de 17 meses de la tragedia y con el apoyo de muchos voluntarios para cabildear en el Congreso, el Estado otorgó recursos para el proceso de búsqueda y recuperación.
Horas después de que algunas personas subieron la invitación a las redes sociales, decidieron cancelar la actividad. De igual forma, me causa indignación la falta de empatía que tuvieron con la memoria de los fallecidos y el sufrimiento de los sobrevivientes.