Las fotos de Cráter Azul, en Petén, deslumbran a cualquiera: aguas azules cristalinas, naturaleza verde a su alrededor, una paz y un aire limpio que ni de chiste se respira en la capital. Excepto en Semana Santa, cuando los turistas tiran desperdicios en el cráter, cientos de zapatos caminando a sus alrededores desprenden cantidades inmensas de lodo, convirtiendo sus aguas celestes en café chocolate. El cráter mide únicamente 25 metros y no soporta la masa de visitantes que se avalancha sobre él durante esta temporada.
Rony Rodríguez, reconocido fotógrafo de Petén, pidió en sus redes sociales: “No visites Cráter Azul en Semana Santa. El desastre ecológico con tu visita es inminente, además de que en esas condiciones es imposible disfrutarlo. Ni tú ni la naturaleza van a pasar un buen rato”.