un libro ganador
El libro que resultó ganador en el último certamen BAM LETRAS, editado por F&G Editores, es magnífica noticia. Triste ironía es la desaparición del certamen, pero ese es tema para otra publicación. La que leés aquí es feliz, porque la obra de Meza Teni vale muchas lecturas y conversaciones.
Se trata de una colección de cuentos, cada uno con originalidad propia. Fueron escritos con audacia, pulcritud de estilo y libertad. Por su inteligencia y desparpajo son gozada segura para el lector. Sin haber leído a los otros participantes, entiendo perfectamente las razones de su triunfo y celebro que haya resultado campeón.
Cuando querés reseñar un libro que te gusta tanto y te regala más que ratos de exquisita lectura, tenés que ser muy cuidadosa. Es difícil porque dejás de verlo como un libro más. Te ata a él cierta intimidad, se convierte en cómplice, representa algo que ni tú sabés qué es. Eso sucede con Coreografía del desencanto.
Sobre todo con el cuento que dio nombre al libro, con “El aroma del tiempo” y con “Septiembre”. También me habló a gritos “El día que encontré a mi sombra en una calle”. Después de escribir dos o tres párrafos de la reseña, te sorprendés narrando los cuentos, acto pecaminoso. El lector debe celebrar su primer encuentro por sí mismo, leyendo.
Dicho esto, confieso que he empezado esta nota “n” veces.
El libro está dividido en tres espacios geográficos: Barcelona, Paris y Guatemala. A la vez abarca múltiples estados emocionales, listar todos es imposible. La nostalgia brota desde el fondo, sin remedio. Asoma cierto tipo de angustia, la perversa que se siente en fatales cuentas regresivas. El desamparo, la negación ante asuntos irremediables como la muerte o la distancia. El alivio del sarcasmo cuando la claridad del futuro brilla por su ausencia, el despertar ante lo irreparable, intimidades en distintos tonos, algún nivel de demencia, el sudor frío de la pesadilla, humor cáustico que divierte y te hace cuestionar, humor cálido que salva y otras tantas experiencias, emergen desde las mútiples capas de su estructura a la solidez de sus páginas.
La inteligencia y la libertad están tejidas en lo profundo de su estilo. Marlon habla de amores, desamores, traiciones, sexo y soledad con la misma contundencia. No susurra. No ensucia su texto con adornos rococó como recurso pueril de ablandamiento. Se adivina una pluma masculina capaz de bosquejar perfiles femeninos en absoluta comodidad. Alguien que escribe porque desea contar ficciones dignas de ser contadas, sin pensar en lo políticamente correcto. Lo que hace es retratar la imperfecta naturaleza humana. Esa cualidad, para quienes nos gastamos la vida leyendo, es muy buscada. Una vez descubierta, deseamos coincidir más a menudo con el autor. Escribir así, sin remilgos o vulgaridad innecesaria, es encontrar el tesoro oculto de la literatura. Marlon lo descubre.
La gracia del cuento radica en la individualidad con que habla a cada lector, lo que toca en cada uno. En el cuento encontramos nuestro fantasma o nuestro vacío. Lo que somos o lo que perdimos o lo que anhelamos. Lo que nunca fue.
Aunque carezca de maremotos o proezas, el cuento habla íntimamente desde la cotidianidad de su argumento. La experiencia humana, simple y mortal, se ve mejor retratada en este género. La ambición de un buen cuento no traza distancias, Coreografía alcanza esa genialidad. Parece que Meza Teni lo logró sin proponerlo a conciencia.
Leemos chispazos de otro humor, presente sobre todo en los cuentos de Guatemala. También en Guate, coincidimos con la melancolía de ver atrás en nuestra historia. Una locomotora del amor te hará carcajear y la imagen de un niño que observa el asombro del mundo,asido a su cuna, te conmoverá.
Las imágenes son preciosas. Algunas se mueven en cámara lenta, otras invitan a cerrar los ojos para sumergirte en su condición líquida, hay imágenes tan grandes como un hospital donde una enfermera nota la alegría del paciente en el ritmo de su parpadeo y otras tan pequeñas como una mochila que el mar se lleva pero no se moja. Escenas protagonizadas por música en donde Summertime habla de incertidumbre y amistad. Escenas en donde una muñeca inflable presagia posibles muertes a causa de un mal incurable. Verás a una guacamaya azul que padece dolencias de pavo real y a un canario que contrae mal de amores, la enfermedad universal. Sí, también leerás ternuras. Encontrarás personajes mitológicos que de pronto se materializan en personas de carne y hueso, vivirás el encuentro del protagonista con la carne sobre esos huesos. Verás al volcán de Pacaya y caminarás por el barrio Saint Denise. Todo sucede en un viaje literario que concluye demasiado rápido.
Los cuentos de Coreografía abarcan muchos universos, todos invitan a ser recorridos.
El lenguaje que utiliza posee el ritmo de alguien que sabe de literatura y de música, su armonía es prístina. No te tropezás en una sola oración, no hay párrafo que deba leerse dos veces para abrirlo. No le falta ni le sobra. Vas a coincidir aquí y allá con guiños perspicaces. Los leerás en algunos relatos que hablan de asuntos humanos que pocos abordan, como pocos los abordan, sin que el texto se desplome. Todo lo contrario, el ingenio y el atrevimiento asombran por sus brillos.
El libro es pequeño y a la vez inmenso. No puedo más que invitarte a leerlo. También a releerlo cuando necesités viajar lejos o si necesitás permanecer cerca. Es entretenido y es sagaz. Fluye como canción.
“Soñar un libro es muy fácil, lo difícil es hacerlo y que alguien sonría, se conmueva, o hasta te quiera. Al final, no es tan importante lo que uno escribe en un libro como lo que el lector encuentra.”
Marlon Meza Teni