Quién no ha llorado a la hora de picar cebolla. Inevitablemente todas hemos caído en la trampa de la cebolla.
Esas lágrimas que caen cuando se parte la cebolla, no son más que un mecanismo de defensa que activa el cerebro para proteger el sentido de la vista de las sustancias que contiene la cebolla para limpiar el ojo.
Pero este blog no se trata de cocina, tampoco de procesos químicos, está centrado en esa sabia frase que se popularizó en la película de Sherk, “los ogros somos como las cebollas, tenemos capas”.
Así es, todos los seres humanos recurrimos a las capas para guardar y proteger lo que llevamos dentro, llámese dolor, vergüenza, temor, sensibilidad o cualquier evento que nos haya impactado de manera negativa. ¿Cuántas capas vas cargando? ¿Desde cuándo acumulas capas para protegerte?
Es posible que venir de un hogar disfuncional te haya hecho una mujer valiente, independiente y decidida –por citar tres poderosas cualidades–, sin embargo, pocos saben el esfuerzo que hubo en ti para cubrir el dolor alcoholismo, el abandono o la infidelidad. A partir de ese momento las capas de las heridas de la secundaria, de la universidad o las del rechazo en el primer empleo o el primer amor se fueron colocando estratégicamente para que nadie las notara y las usaran en tu contra.
Como la cebolla, cuando alguien quiere profundizar en nuestra vida o en los motivos que nos han llevado a una u otra decisión, por ejemplo, que nos hacen desconfiar o huir de los compromisos, reaccionamos echando azufre para que esa persona se aleje.
Las capas cubren, pero no sanan, por eso tus hijos, tu esposo, tu familia, amigas o compañeras terminan siendo víctimas de ese dolor que está allá en el fondo, terminan conviviendo la mujer que quedó después de tanta protección.
Las capas te pueden llegar a distorsionar tu esencia:
- Ponen en duda tu valor. Eres un ser humano capaz de lograr lo que te propongas. No eres una perdedora como a veces crees.
- Te hacen creer que no mereces ser amada. En la medida que amas, respetas y cuidas debes ser correspondida.
- Te impiden soñar. Cuando no eres capaz de ver tu propio potencial, te sientes incapaz de soñar en nuevas metas o creer que las cosas pueden cambiar.
- Te llevan a conformarte. Las capas ocultan heridas y después de años de vivir con ellas, te acostumbras a que la vida sea promedio, en lugar de creer que las cosas pueden mejorar.
No sé en qué etapa de tu vida te encuentras, ni cuántas capas has acumulado, pero si has llegado hasta acá con tu lectura, me atrevo a recomendarte que te tomes un tiempo para examinar lo que has vivido para confirmar o descartar que esos eventos provocaron una herida en tu autoestima, alteraron tus sueños o te llenaron de amargura.
Para dejar de ser el ogro del hogar, de la familia o la oficina debes dar el primer paso y no te hagas la desentendida, si actúas como un ogro no hace falta indagar mucho ¡solo reconócelo! También debo decirte que esa actitud no se va con un beso –igual que Shrek, después del beso seguirás siendo verde y solitaria si no tomas acciones para desprender cada capa que te cubre.
Que cada una de las personas que propició esas heridas venga llorando y suplicando tu perdón es una escena que te encantaría ver, es necesario que comprendas que ese escenario dista de la solución, no es lo que esas personas hagan o dejen de hacer lo que traerá libertad a tu corazón. La libertad para desprender cada capa viene a través del perdón que tú otorgues, sin que te lo pidan o sin que las personas involucradas sepan.
Así es, el perdón es una especie de llave que abre puertas y ventanas en el alma. Se otorga por decisión personal y no te equivoques, no es un regalo para el malhechor, sino para ti, para comprobar lo que te digo deberás de repetir muchas veces el nombre de la persona a quien debes perdonar y solo así, sentirás que algo se rompe en tu interior y eso marca el encuentro con tu libertad. ¿Te animas a probar? ¿Quieres despojarte de esas capas que te cubren?
Olvida y perdona. No es difícil si se entiende. Significa perdonar inconveniencias, y perdonarte por olvidar. Con mucha práctica y determinación, resultará más sencillo
Mark Twain.