El veredicto del jurado calificador fue dado. F&G Editores anunció el ganador del último certamen literario BAM Letras en la categoría cuento. Estuve muy pendiente del fallo porque albergaba alguna esperanza de ganar el concurso o al menos ser uno
de los dos finalistas.
La resolución se esperaba para finales de febrero pero F&G Editores, casa editora de los libros ganadores, anunció una prórroga para el 15 de marzo último. Lo confieso me entristecí cuando leí el nombre del ganador: Marlon Meza Teni, a quien aprovecho
a enviarle una sincera felicitación.
Enseguida busque con desesperación el nombre de los dos finalistas y constaté que el mío no figuraba.
Me despabilé, le di un sorbo al café negro que tenía en la mano y dije para mí con firmeza: no importa, lo volveré a intentar, con más entrega y con más esmero. En eso estaba equivocado.
F&G Editores no tardó en emitir un comunicado de prensa donde se leía que el reconocido certamen literario, el que en poco tiempo se había convertido quizás en el más importante concurso de escritores a nivel nacional, había llegado a su fin.
BAM Letras llega a su fin. Fueron seis ediciones y ni una más. Sentí un gran tristeza, no solo por mí, sino por todos aquellos locos que encontramos en las letras un desahogo y que buscamos trascender en el mundo de las literatura guatemalteca.
La justificación, que no merece ser discutida ni tampoco cuestionada fue que las políticas del Banco Agromercantil –BAM-, institución patrocinadora del certamen, habían cambiado y en ese contexto no podrían hacerle frente a una nueva edición.
Personalmente, como escritor derrotado en dos oportunidades, agradezco a BAM Letras y a F&G Editores por haberme regalado la esperanza, la emoción, el entusiasmo, el sueño de publicar mi propio libro de cuentos, de socializar mis retorcidas letras,
que no son más que un desahogo en un país en donde los espacios para literatos cada vez son menos.
Me quedaré con esa ilusión fugaz y con ese anhelo de ganar el certamen y publicar unos relatos repletos de ficción y verdad en simultaneo. Buscaré otros espacios, eso no lo duden, pero el vacío, profundo, ciego, sordo y mudo, que me dejó el certamen BAM
Letras no será fácil de llenar.