Mientras un movimiento promueve y defiende la desafortunada práctica del aborto con consignas que descalifican las creencias cristianas y se mofan de la fe y de los católicos, otro grupo de personas ora por la vida y por la detención de la interrupción de los embarazos.
Durante 40 días, que finalizarán mañana, el movimiento #40díasporlavida en Guatemala, que se replica en 354 ciudades alrededor del mundo, buscó mediante la oración frenar la muerte de bebés que se encuentran en etapas de formación, pero que ya son una vida en movimiento (con corazón y extremidades).
Una de las líderes del movimiento Eva Gutiérrez, quien ha estado frente al Congreso de la República con otro grupo de personas, cuenta que la iniciativa surgió en 2004 el Bryan Texas, cuando cuatro personas se pusieron frente a una clínica de aborto y oraron para que las mujeres no interrumpieran la vida de sus hijos. Este grupo pasó, en pocas horas, a contar con mil personas. La iniciativa se ha reproducido en muchas partes del mundo.
Desde ese primer momento hasta la fecha, el activismo a favor de la vida ha logrado cerrar 95 clínicas de aborto alrededor del mundo, una de ellas la de Bryan Texas. “Fue la número 38”, cuenta.
Eva dice que hay movimientos abortistas pero que estos no les brindan soporte a las mujeres después de esa práctica. “Apoyamos el aborto dicen, pero no consideran la ayuda que necesita una madre que abortó, hemos visto a madres destruidas, arrepentidas, desesperadas y deprimidas. Hay estudios que hablan que cerca del 40 por ciento de mujeres que abortan se suicidan o intentan hacerlo”, dijo.
Cuenta que el aborto se puede asociar a infertilidad, a cáncer y a otros problemas de salud. “Es más peligroso abortar que tener a un hijo”, asegura.
Ataques y descalificaciones
“Cuadradas, retrogradas” y otros adjetivos descalificativos han sido la constante en estos 40 días. “Oramos también por los que nos insultan”, dice Gutiérrez, quien afirma que han evitado ya algunos abortos de mujeres que se han acercado a ellas a pedirles ayuda. Asegura que forman parte del movimiento “Sí a la vida” que ha logrado evitar 3,200 abortos en el país.
Aunque el movimiento, que cuenta con 859 voluntarios, es católico, no está cerrado a otras manifestaciones religiosas. “Mormones, cristianos evangélicos, pastores y testigos de Jehová han manifestado su respaldo a esta iniciativa a favor de la vida”.
La reivindicación del aborto como un derecho a elección sobre los propios cuerpos de las mujeres es un tema discutible que trasciende la religiosidad. El argumento de algunas a favor de esta práctica es que se interrumpe la vida, pero antes de que esta sea una persona. El punto medular de esta disertación es que la mórula que se forma en los primeros dos días después de la fecundación y como resultado del cigoto (la fusión de dos células humanas que dan una nueva vida), si bien no es considerada todavía una persona, invariablemente lo será (al menos que voluntariamente se interrumpa esta nueva vida).
Por lo que si matamos el cigoto o la mórula matamos lo que será un bebé en apenas nueve meses. ¿Es o no interrumpir la vida de un ser humano?
Mientras que en América latina y en el mundo hay movimientos bélicos, agresivos a favor de abortar, bajo el argumento de la reivindicación de la elección de las mujeres sobre sus propios cuerpos, aun por encima de la vida de un ser humano en formación, esta otra iniciativa pacífica, incluyente intenta frenar la interrupción de la vida. Y usted de qué lado está ¿De la vida o de la muerte?