Un reportero pasó la noche en uno de los hospedajes más obscuros de la ciudad, “Hotel el Norte”, el mismo en el que buscan refugio los prostitutos de la zona 1.
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Este hombre accedió a recibirnos en su lugar de trabajo. Entre velas y santos de su devoción nos contó cómo hace los “amarres” para que el ser amado caiga a los pies de sus clientes.
El relato de bailarines que son discriminados por su profesión.
“Lo importante es tener los Q35 para pagar el cuarto cada noche, si no te toca dormir en la calle. De ahí, cualquier cosa es lo de menos”. Así comienza este relato Gabriel, como lo llamaremos de forma