Ante la alerta sanitaria con la que comenzamos el 2020 con la aparición del COVID-19 y su rápida propagación, los esfuerzos del mundo se han destinado para frenar el avance del Coronavirus a nivel salubridad. En Guatemala, además de declarar un Estado de Calamidad, el presidente Alejando Giammattei decide cerrar fronteras, forzar a una cuarentena de 21 días a la mayor parte de la población y decretar un toque de queda de 12 horas, que tendrá una duración de tres semanas, por lo menos. Medidas muy acertadas para evitar el contagio masivo, pero con un gran impacto para la economía del país. Sin embargo, para el experto en política y economía, Jorge Alvarado, las medidas que el presidente guatemalteco ha tomado, a pesar de ser rigurosas, son mesuradas, prudentes y pertinentes.
En comparación a las de El Salvador, que asegura el experto, han sido muy drásticas y radicales al establecer una cuarentena obligatoria de 30 días y el cierre de fronteras. Además, el presidente Nayib Bukele ha ordenado la suspensión de la cuota de pago de la energía eléctrica, agua, luz e internet durante un período de tres meses; congelar el cobro de créditos hipotecarios, personales y tarjetas de crédito, más un bono de US$300 para 1.5 millones de personas del sector informal. Estas medidas, internacionalmente se han considerado como una acción populista que aún está por determinarse el impacto que tenga en la economía de este país. Ya que en palabras del analista César Villalona a la BBC, solo con ese bono se consumiría los presupuestos de todos los ministerios salvadoreños, menos del de Educación con la inversión de casi US$900 millones en dos meses. Sin contar, la posibilidad de que empresas multinacionales abandonen el país por las millonarias pérdidas que estas medidas provocarían.
En el otro extremo está México. A su presidente Andrés Manuel López Obrador se le ha llamado el presidente más irresponsable del mundo, al no cerrar sus fronteras, no poner en cuarentena a sus habitantes y limitarse solo a dar las indicaciones sanitarias para evitar el contagio. Fue hasta la semana pasada, cuando el país entró en la la fase 2, que se decide establecer cuarentena, restringir la frontera norte al no permitir el paso de turistas durante 30 días, suspender las actividades de más de 100 personas y el cierre adelantado del ciclo escolar.
Sin embargo, AMLO ha dicho que no está preocupado porque tiene en reserva, US$1725,14 millones disponibles para enfrentar la caída de los precios del petróleo y mantener programas de bienestar, sin afectar el presupuesto del país azteca. Pero, Alvarado comenta que México “empieza a remar a contracorriente por la devaluación del peso mexicano, además de estar en contra del aislamiento social. También, caerá la cantidad de producción de bienes y servicios en la economía y la capacidad de generar empleo. Es decir, menos ventas, menos consumo, menos inversión, lo cual es desfavorable para México”.
La economía mundial
Según la Escuela de Negocios de Londres, la economía en Europa y el resto del mundo se verá afectada por las medidas que los gobiernos están tomando porque al no poder comprar los consumidores porque están en cuarentena, las empresas comienzan a recortar gastos, eliminan plazas de trabajo, fallan en el pago de préstamos y proveedores. Esto, lleva a que los bancos no puedan recuperar la cartera y reduzcan la oferta de préstamos.
Según los expertos de esta entidad londinense, el Producto Interno Bruto (PIB) tendrá una baja del 10 por ciento anual. Por lo tanto, seguir aislando a los países sin políticas de intervención, hará que la espiral descendente de oferta/demanda aunada a los costos reales llegue a ser un 15 por ciento superior al PIB.
Esta espiral la explican de la siguiente forma: al interrumpir la oferta y crecer el número de muertes a nivel mundial se genera una mayor incertidumbre y pánico. De esta forma, a mayor incertidumbre y pánico, se encamina a una caída en el consumo y la inversión. La gran caída de la demanda agota los flujos de caja corporativos y lleva a las empresas a la quiebra, lo que genera una alta tasa de desempleo. De ahí, que los ingresos de los trabajadores disminuyan y se caiga en mora en los préstamos, lo que debilita la demanda e incrementa la incertidumbre.
En resumen, la Escuela de Negocios de Londres afirma que la pérdida de producción asociada con la Gran Recesión fue de aproximadamente 4.5 por ciento y aún no se ha recuperado. De ahí, que se considere que la asociada con la crisis de Covid-19 probablemente sea permanente e insospechada, porque el mayor costo macroeconómico está asociado con la estrategia de supresión para resolver la crisis de salud.
El caso de Guatemala
Según el economista Mariano Rayo, Guatemala ya se está viendo afectada por la crisis del Coronavirus. Muchas personas se están quedando sin empleo, desde las del comercio informal hasta las pequeñas y medianas empresas. Estas Pymes están haciendo un esfuerzo para poder pagar los salarios de los trabajadores y hacer lo necesario para evitar el recorte de personal.
“Ya nos pegó el tema económico. Tenemos desaceleración profunda en la actividad económica, comercial lo cual ha significado un cese temporal de empleos, despidos, una serie de cosas que provocan que las familias tengan dificultades para tener sus ingresos”, asegura Rayo.
Con la misma visión que Rayo, Ramón Parellada, director del Centro de Estudios Económicos Sociales (CEES), indica que todas las empresas sufrirán en su economía por las medidas que se están tomando. Señala que, aunque llegaran a tener utilidades, las empresas no podrán pagar a sus proveedores y trabajadores, pues no tendrán un flujo de caja.
Refiere, que este problema lo podrían manejar mejor las empresas grandes, pero solo por un tiempo, ya que están en la capacidad de mantener salarios básicos por un mes. Sin embargo, los más afectados son los que viven al día: albañiles, carpinteros, vendedores de comida rápida, servicios de limpieza, entre otros. La crisis provocará un mayor desempleo en el país y el Gobierno no lo podrá controlar debido a que si una empresa no puede continuar con su funcionamiento tendrá que hacer despidos.
Por su parte, Alvarado dice que la situación económica de Guatemala está en un proceso de estancamiento, y en el corto y mediano plazo la crisis a la que se entre, es aún, de magnitud incierta. “Esto se podrá ver reflejado en el descenso del crecimiento económico. Existe una percepción de que la tasa de desempleo podría aumentar. Pero, en realidad, muchos temas durante la crisis del Covid-19 son de percepción y a la vez sintomáticos”, asegura. Esto se puede observar con la especulación en los precios de productos básicos, el desabastecimiento de productos de primera necesidad, el precio de los combustibles que provoca acaparamiento de productos, así como un ambiente de temor y zozobra.
El Central American Business Intelligence (CABI) estima que el impacto en ventas o facturación para el año 2020 en Guatemala, sea de un 3.5 por ciento, que representa una disminución de US$3.3 mil millones de ventas y nos convierte en un país vulnerable económicamente hablando.
Hace tres semanas, se esperaba que el PIB llegara a un 3.7 por ciento, pero por la situación, se estima que alcanzará un 1.1 por ciento. Lo cual, confirma una recesión técnica en el país, al tener dos trimestres consecutivos de contracción anual, señala CABI.
Los sectores más golpeados son los relacionados con el sector turismo que reportó ya una pérdida de Q23 millones. Además, habrá una disminución en los precios del café, el aceite de palma, azúcar y banano. A nivel industrial, entre los más afectados estarán los electrodomésticos, línea blanca, automóviles, maquinaria, el sector de la construcción, actividades profesionales, científicas y técnicas, entre otras.
En cuanto al tipo de cambio frente al dólar, la Fundación Libertad y Desarrollo estima que entre el 24 y 25 de marzo, el quetzal se depreció 2.3 por ciento en 24 horas hasta llegar a un 3.3 por ciento en 48 horas, hecho que no había sucedido, ni siquiera en la crisis de 2007-2009. En este punto, recalcan los expertos de la Fundación, se debe recordar que el tipo de cambio se ve influido por el envío de remesas, por lo que se debe esperar cómo será el comportamiento de los connacionales en Estados Unidos, tomando en cuenta que la semana pasada Estados Unidos pasó a ser el país con más casos positivos de Coronavirus en el mundo.
¿Cómo reactivar la economía?
Rayo refiere que la crisis ha afectado a todos los sectores, pues, aunque hay varios comercios que sí están laborando, eso no es suficiente. Sin embargo, sí podría haber soluciones para afrontar el tema, pero esto no sería a corto plazo.
“El daño ya está hecho, la medida que tomó el Gobierno fue drástica y cada día qué pasa será peor”, indica Parellada. Agrega que Guatemala necesita seguir produciendo ya que cada día que estén cerradas las pequeñas y medianas empresas serán más afectadas, incluso repercutirá al Estado por el endeudamiento en el que está cayendo. Por esa razón considera que las medidas deben ser levantadas para que las personas continúen con su vida diaria.
“¿Qué pasará si en un mes levantan las medidas y luego se da un nuevo caso?, se tendrán que aislar de nuevo y así seguir todo el año… cerrando todo y aislándonos para siempre. No podemos vivir así. La visión estratégica sostenible es un balance en donde las personas de riesgo sean aisladas y mantener la seguridad en el país para controlar contagios masivos”, comenta Parellada.
El economista Rayo recomienda que se garantice la liquidez en los bolsillos de las personas. “Aquí es donde tiene que entrar la SAT, a aliviarnos el pago de impuestos que viene en los próximos días. Lo que han anunciado es insuficiente Y a todas luces incompleto. Por tanto, ahí tenemos que empezar a trabajar”, subraya.
Además, propone que las acciones que tiene el gobierno en los bancos grandes se puedan utilizar para detener la crisis. “Acordémonos que el Estado tiene participación en Banrural, Banco de los Trabajadores y Crédito Hipotecario Nacional. Este último, está haciendo algo, pero, es marginal… es muy pequeño. Allí tiene el estado que ejercer el paquete accionario que tiene” Según el analista la actividad económica se podría recuperar de aquí a fin de año, lo cual coincide con los datos de la Escuela de Negocios de Londres, que estiman que es hasta el mes de octubre que se estaría viendo una reducción en los casos, por lo menos en la Gran Bretaña.
“Ahora bien, hay que reconocer que el Gobierno del presidente Giammattei está haciendo esfuerzos importantes y, sobre todo, en un tono conciliador. Además, está tratando de impulsar una política fiscal que incremente la inversión sobre todo en el tema de la infraestructura, así como un planteamiento de Q400 millones para apoyo a las mipymes” comenta Alvarado. Quien también, afirma que es positivo que el sector bancario se haya acercado para ofrecer su apoyo al trasladar los pagos en préstamos y tarjetas; que haya una flexibilización de los pagos al INTECAP, el IRTRA y el IGSS, para que se paguen en diferido. Además, de tratar de ajustar la política cambiaria.
“La situación económica del país depende de comprender los esfuerzos del sector privado y de los empleados que desarrollan el área productiva y competitiva. Solo el trabajo genera dinamismo en la economía por excelencia”, finaliza Alvarado.
La Escuela de Negocios de Londres establece que el choque global necesita una respuesta global. Ningún país tiene capacidad fiscal para estar solo. Según CABI, la situación de Guatemala no es tan mala, pues no tiene mucha exposición mundial, ya que su PIB del 39 por ciento es de lo más bajos de la región. Un alto nivel de apertura es malo cuando hay una crisis mundial, por lo que en el caso del país, el impacto será bajo.
Lo que debe quedar claro, es que como afirma Parellada habrá una recesión a nivel mundial. Esto significa que durante dos trimestres el producto interno bruto decrecerá. Países como El Salvador se verán más afectados debido a las medidas extremistas que tomó su Gobierno, por lo que lo más conveniente sería que todos los países levanten sus medidas al mismo tiempo.
A todo esto, asegura Alvarado, se debe agregar la desaceleración de la economía de Estados Unidos, que impactará a México, El Salvador y Guatemala. Según la Fundación Libertad y Desarrollo, en este país cerca de 47 millones de personas podrían perder su empleo, aspecto que tendría un impacto en el envío de remesas.
¿Qué podemos hacer?
Si bien es cierto, para reactivar la economía, las decisiones se toman a nivel gubernamental o empresarial, nosotros como ciudadanos podemos apoyar a superar la crisis. ¿Cómo? Pues apoyando a las empresas nacionales.
Comencemos por revalorizar el producto nacional sobre todo en los sectores que CABI establece como de impacto medio y alto: las tiendas de barrio, textiles, espectáculos nacionales, vestimenta y calzado. El sector turístico ha sido uno de los más golpeados, por ello, es la hora de conocer nuestro país, hacer turismo interno, así como hacer uso de los hoteles y los restaurantes en el interior de la república.
Este es el momento, que como guatemaltecos seamos resilientes, nos unamos y nos apoyemos unos a otros para lograr salir de esta crisis. Es una oportunidad para descubrir el trabajo y producto de todos esos emprendedores, pequeñas y medianas empresas que hay en Guatemala y que necesitan de nosotros para subsistir.