El epicentro del confinamiento vuelve paso a paso, luego de más de 2 meses de encierro y 5 de crisis, al “nuevo normal” desde que inició el 2020. Las personas comienzan a salir a las calles de Wuhan, China, tras superar los contagios masivos por COVID-19.
Fueron más de 70 días para que a la población se le permitiera salir de nuevo y tratar de continuar su vida, así como superar el miedo que les causó resguardarse en casa con extremas precauciones para no contagiarse del nuevo coronavirus. Sin embargo, la preocupación aún existe.
A pesar de que han pasado varios días sin contagios o muertes por COVID-19 en la región, las personas aún practican el distanciamiento social y prefieren seguir sin salir de sus hogares. Los negocios se han adaptado para que la gente no se agrupe en multitudes. Pero, para desgracia de algunos, la lentitud para poder encontrar ingresos continúa siendo parte de los problemas de los emprendedores o dueños de negocios. Hoy, los trabajos que no forman parte del servicio de entregas a domicilio o mensajerías no logran abrir nuevos puestos de trabajo, debido a que la única demanda aún existente es entregar paquetería.
Por otro lado, las clases se reanudaron en la región china. Los salones vuelven a estar llenos y los escritorios ocupados mientras los maestros reanudan las enseñanzas sin necesidad de una cámara de video. Pero, para poder estar en el colegio, se debe pasar por una revisión con cámara infrarroja al entrar, además de usar mascarilla en todo momento y mantener el distanciamiento social.
Pero volver al “nuevo normal” del colegio no fue para todos los estudiantes. Solo los que cursan el último año escolar han podido asistir a las instalaciones escolares. La incertidumbre aún continúa para el resto de estudiantes que esperan dejar las clases en línea y que no han recibido notificación de una fecha tentativa para regresar.
El transporte público también fue reanudado, pero solo a aquellos que cuentan con un código QR que deben escanear antes de entrar a una estación de metro o salir de la ciudad y que certifica que no tienen coronavirus. Esta fue una práctica obligatoria que el gobierno chino realizó para conocer la interacción de las personas contagiadas con su entorno y saber a quién poner en cuarentena por medio de una aplicación para celular. Ahora se ha vuelto un requisito para poder entrar a los buses o el metro.
Para viajar en avión el servicio es parecido, aunque los controles también conllevan un test de temperatura para ingresar al aeropuerto. Esta reapertura benefició a aquellos viajeros que quedaron encerrados en esta ciudad cuando se encontraban de visita por el Año Nuevo Chino, pero que la cuarentena les obligó a quedarse cinco meses más sin opción de salir de la región.