Chepe, Ivy y sus tres pequeños viven en Chicago Illinois, Estados Unidos, son chapines que trabajan allá y hoy experimentan la llamada Bomba Ciclónica que congela el norte de América. Desde allá Chepe nos envía este Relato para que imaginen un poco lo que es la vida en la Ciudad de los Vientos.
Vivir en el norte de Estados Unidos no es una cosa sencilla para cualquier chapín que se venga a vivir aquí. Nuestra preocupación principal la imaginan, es la salud de nuestros hijos. Ellos crecieron en California y no están acostumbrados a estas terribles heladas. Los tres se nos han enfermado porque el clima simplemente no cambia.
Creo que lo más bajo que aguanta el termómetro de la casa es -7 Fahrenheit (-22 Centígrados) y ha subido si mucho a 4 grados Fahrenheit, (-16 Centígrados). El récord creo que fue de -16 grados F (-27 Centígrados) hace unos 15 días, no se imaginan lo que es experimentar eso. Afortunadamente, las casas son insuladas y las ventanas quedan selladas al cerrarlas, además todas tienen aire acondicionado y el bendito “heater” o calentador.
Mi trabajo en el Aeropuerto de Chicago es duro, tenemos que utilizar ropa especial, con máscara, botas y guantes que resistan las más bajas temperaturas. Cuando salimos a hacer inspecciones que son realizadas permanentemente, es horrible estar afuera más de tres minutos, sientes que la nariz se te va a caer, se te duermen los cachetes, ni puedes abrir bien los ojos porque se te congelan.
Nosotros nunca habíamos vivido un frío así, ahora hemos ido aprendiendo muchas cosas. Como por ejemplo, le tienes que dar un mantenimiento especial a tu carro. Aquí en Chicago nadie tiene baterías que lleguen siquiera a tres años, se reemplazan antes porque el frío las arruina. No puedes cargar el tanque de la gasolina a medias, yo no sabía por qué esto afectaba tanto a un automóvil en el invierno y por qué era tan cara la reparación.
Sucede que al amanecer el tanque está congelado y al encender el carro este hace que el tanque “sude” provocando que el agua y la gasolina se mezclen arruinando el motor. De esa manera, ahora aprendí que hay que poner aditivos al tanque, estos no duran mucho, pero sí ayudan a que tu motor no vaya a colapsar. Con eso imaginen el cuidado de las llantas, luces y demás partes útiles.
El mantenimiento que se hace en las calles es titánico. Justo al iniciar la nieve, se ven desfilar decenas de máquinas, que limpian permanentemente las vías, vertiendo sal; pero ahora lo hacen junto a algunos químicos que mantienen limpias las calles. Sin embargo, esa sal que es vertida para que no se acumule la nieve arruina los automóviles, los pica; entonces es como un arma de dos filos, pues ayuda y perjudica al mismo tiempo.
Muchos dicen que uno se acostumbra el frío, pero es mentira. Nunca puede uno acostumbrarse a este clima, pero sí se aprende a lidiar con él. Y para serles bien sincero, prefiero lidiar aquí con el frío, que con el calor desesperante y sofocante de California. Con las bajas temperaturas te puedes tapar bien y tomar todas tus medidas de precaución para la entrada de las heladas y salir adelante. Pero, con el calor de la costa oeste no, ni desnudándote y poniendo ventiladores se siente fresco, uno nunca para de sudar ni dejar de sentir que se respira aire caliente.