Violencia doméstica: los celos terminaron con nuestro matrimonio de dos años imagen

Luis quería darle una sorpresa a su esposa, pero esta la tomó mal y terminó amenazándolo a golpes.

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Daniela y Luis llevaban dos años de casados cuando este le puso un punto final al matrimonio. Se conocían desde la secundaria. Luis se sentía incómodo con algunos comentarios que su novia le hacía cuando eran novios, pero pensó que casándose mejoraría su trato.

“Me hacía caras cuando tenía que hacer un trabajo con otras compañeras mujeres. Se enojaba bastante y luego pasaba. Pensé que era normal en una relación, pero ahora veo que eran señales de algo peor”, dice.

Estudiaron en universidades distintas, lo que ocasionó más problemas para el joven. Daniela era extremadamente celosa y lo demostraba con enojos, silencios y actitudes de frialdad hacia su novio.

Al graduarse, decidieron casarse. Luis cuenta que veía en Daniela la única oportunidad que tenía de cumplir su sueño de tener una familia.

“Tenía una autoestima muy baja, por eso permití que llegara hasta aquí. Pensé que nadie más me iba a “querer” como Daniela”, menciona.

Al principio, todo fue un “cuento de hadas”. La luna de miel y los primeros meses como esposos pasaron de maravilla.

Luis comenzó a estudiar una maestría y menciona que fue ahí cuando los problemas comenzaron otra vez. “Tenía proyectos en grupo y lo que más le importaba era saber si habría mujeres ahí”, indica.

Para Luis, ser infiel nunca fue una opción, por lo que no entendía por qué su esposa sospechaba tanto de él si nunca le había dado señales de que tenía otra mujer.

Pronto, las cosas subieron de nivel. Daniela llamaba a los amigos de Luis, preguntándoles dónde estaba y con quién; le pedía su ubicación en tiempo real y si no llegaba a casa en punto, lo llamaba para saber qué estaba haciendo.

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“Era asfixiante, no podía salir con mis amigos, tampoco tardarme cinco minutos más en el tráfico porque lo interpretaba como que yo estaba haciendo algo a escondidas”, agrega.

Un día antes del cumpleaños de Daniela, Luis había salido a comprarle un regalo sorpresa, creyendo que iba a sacarle una sonrisa a su esposa.

“Siempre tuve la esperanza de que iba a cambiar y que nuestra relación sería buena, pero no fue así”, resalta.

Al no saber dónde estaba ni con quién, Daniela explotó en enojo. Lo estaba esperando en la puerta de la casa y comenzó a gritarle.

“¡Maldito, con quién andabas!”, decía. De repente, comenzó a pegarle y amenazar con dejarlo si no le decía cada detalle de su vida.

Los golpes se hacían más fuertes, tanto, que Luis no tenía cómo defenderse. “No quería devolverle algún golpe porque no soy así, pero tampoco porque no quería que me denunciara a mí cuando la agresora fue ella”, añade.

La noche terminó mal y fue ahí cuando Luis comenzó a pensar en cómo salir de la relación. Después de unos 10 episodios más de violencia, la sorprendió con los papeles para el divorcio.

Ella los firmó después de semanas y Luis había salido, legalmente, de un matrimonio tóxico y violento.

Emocionalmente, me costó muchísimo recobrar la paz. Era una persona que una vez amé más que a nadie y me traicionó con sus celos, creyendo que yo era infiel”, refiere.

Ahora, Luis vive solo en la casa que antes compartía con Daniela. Menciona que cada cuarto le trae malos recuerdos de cuando ella lo golpeaba.

Dejó de hablar con sus amigos y de estudiar por su expareja, pero menciona que pretende volver cuando se sienta listo de empezar una nueva vida.

La violencia mata al amor

La violencia doméstica invade los noviazgos y matrimonios. Se manifiesta con pequeñas cosas que luego se hacen grandes como: celos, limitaciones para salir o relacionarse con alguien, aislamiento de la familia o comunidad, humillaciones, relaciones sexuales forzadas, golpes, miedo, posesividad y control.

No es un accidente o una característica que pueda cambiarse en una persona. La violencia crece hasta llevar a situaciones más dolorosas, e incluso, la muerte.

“Quien te ama, respeta tus relaciones, intereses, inquietudes, trabajo y amistades. Procura el pleno desarrollo en libertad para desplegar todas tus potencialidades. El amor nunca se basa en celos y posesividad, sometimiento o esclavitud, ni en control o violencia”, menciona un documento del Fondo de Poblaciones de Naciones Unidas (UNFPA).

Un estudio del American Journal of Preventive Medicine revela que de 400 hombres encuestados, el 30 por ciento había sido víctima de algún tipo de la violencia doméstica

Para quienes sufren de violencia doméstica o abusos, denunciar es la opción, pero el miedo a los estereotipos o a una venganza por parte de la pareja hace que prefieran guardarse el secreto.

De 2013 a 2015, el Ministerio Público recibió 2 mil 162 denuncias de casos donde los hombres fueron víctimas de violencia doméstica.

Las denuncias cada vez son menos. Los abogados y expertos mencionan que la vergüenza de llevar un caso penal, en el caso de un hombre, es lo que evita que acudan a instituciones.

Si eres víctima de violencia doméstica o sexual, no importa si eres hombre o mujer, puedes acudir a las siguientes instituciones:

  • Policía Nacional Civil: teléfono 110 – 120, línea de emergencia para protección en casos de violencia.
  • Ministerio público: teléfono 1572 o acude al juzgado más cercano para denunciar tu caso.
  • Procuraduría de los Derechos Humanos: teléfono 1555, línea de emergencia para casos de violencia.
  • Fundación Sobrevivientes: teléfono 2230-4222 o dirígete a la 12 calle 11-63 de la zona 1.

Fotos: Varones Unidos, López Dóriga.

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