En agosto, el rector Murphy Paiz denunció que la USAC no tenía fondos para pagar sueldos después de octubre. Pidió Q718 millones para cumplir con el pago de nóminas y no caer en incumplimiento.
De acuerdo con el rector, el actual presupuesto de la Universidad es de Q1 mil 775 millones, pero no son suficientes, pues la cifra real debería ser Q2 mil 400 millones.
La mayor parte de estos fondos son destinados a pagos de salarios de catedráticos, funcionarios, empleados de planta, asesores y profesores de posgrado. Estos últimos son unas de las plazas más apetecidas por los docentes en las más de 30 facultades, escuelas y centros universitarios.
Una de las beneficiadas fue la exfiscal general, Thelma Aldana. En 2015, recibió un contrato por Q40 mil 680, en concepto de pago de honorarios como profesor de estudios de posgrado de febrero a junio. Luego, en 2016, recibió otro contrato por Q25 mil 425, también como catedrática de estudios de posgrado.
La contratación de Aldana, figura dentro del rango promedio de lo que los catedráticos de posgrado cobran. Algunos de los profesores consultados comentaron que se paga entre Q6 mil y Q8 mil mensuales por el período del curso.
“A mí me pagan un poco más de Q6 mil al mes, por ir a dar clases de posgrado en un semestre”, relató un catedrático.
Los cupos para dar clases de posgrado son sumamente apetecidos por los profesores, pues los consideran oportunidades de ganar un poco mejor. “Los salarios ordinarios de la universidad no son muy altos, pero ya con una clase de posgrado se mejora la cosa”, aseguró el catedrático.
Pese a los elevados gastos de funcionamiento, la administración de Paiz tomó medidas de austeridad y logró reducir el déficit de este año de Q718 millones a Q401 millones.
Respecto de la falta de fondos para lograr cubrir sus gastos de funcionamiento en el 2019, tanto diputados como autoridades de la USAC han entablado un diálogo. Por un lado, los representantes de la USAC insisten en más dinero, mientras que los diputados exigen más transparencia en la ejecución de los fondos.
Algunos de los caminos que podrían llevar a la transparencia, serían auditorías a las plazas de posgrado. Pues, mientras unos aseguran que Aldana sí llegó a dar clases, otros sostienen que su contratación fue una plaza fantasma.